José Campaña volvió a comer. Encuentra trabajo y finaliza su huelga de hambre

José Campaña volvió a comer. Cuando se cumplía una semana del inicio de su demanda y la fatalidad empezaba a intuirse, un giro inesperado de los acontecimientos ha terminado con la derogación de su actitud. A pesar de que el gobierno se mostró en todo momento abierto al diálogo, demarcando siempre la línea roja de la igualdad de posibilidades para que todos los vecinos de la localidad pudieran a optar a los mismos puestos, el indignado seguía en sus trece de continuar su huelga de hambre hasta que se le ofreciera un trabajo.

Ello a pesar de que su pretensión inicial era bien distinta: la de conseguir incluir su currículum en el registro para así poder acceder a uno de los dos puestos de oficial de jardinería ofertados. Esa fue al menos la propuesta que miembros del CGT, sindicato al que pertenece, hizo llegar a la corporación. Algo que el SAE, organismo encargado de baremar las candidaturas laborales, denegaba por no cumplir en un primer momento con los requisitos que el propio organismo exigía para optar a la oferta de empleo.

Hay que recordar que el nuevo equipo de gobierno –PP, IU, PA- cedió a este servicio andaluz la potestad de que seleccionara al personal laboral temporal del ayuntamiento, para así posibilitar una mayor transparencia en la selección de candidatos sin que ello supusiera un sobrecoste adicional a las ya de por sí delicadas arcas municipales.

El consistorio, con buen criterio –teniendo en cuenta a los 2.800 parados que tiene el pueblo-, se negaba a dar su brazo a torcer ante la presión de Campaña, para no perjudicar al resto de vecinos que se encuentran actualmente en peor situación económica que él teniendo sus mismas aptitudes para dicho oficio. Pero la situación cambió cuando el SAE notificó el miércoles que los dos puestos que se ofertaban quedaron vacantes de personal, pues ninguno de los aspirantes reunía los requisitos mínimos.

El ayuntamiento abrió un nuevo plazo de presentación de solicitudes que finalizó a las 12:00 horas de este viernes, en la que el indignado esta vez sí pudo entregar sus credenciales. Dos horas más tarde, justo al conocer la noticia, Campaña ya estaba recogiendo sus bártulos personales de la Plaza Antonio Mairena rumbo a casa. Había sido seleccionado para trabajar durante un mes por ser la persona más cualificada de cuantas optaron a los puestos. Lo que no había conseguido mediante presiones, lo obtiene ahora por méritos propios.

¿Coacción o petición de derechos básicos?
El equipo de gobierno tendió repetidamente la mano a Campaña para alcanzar un acuerdo dialogado, lo que se volvió imposible según fuentes consistoriales por su propia actitud. El vecino ya ocupó plaza de oficial de jardinero durante el mes de septiembre, a propuesta de la Comisión de Valoración, tal y como puede comprobarse en el acta que aparece en la web oficial del ayuntamiento. Pero unos días después de terminar su contrato, en octubre, cuando otros vecinos disfrutaban de la oportunidad de trabajar temporalmente para cubrir necesidades básicas, Campaña realizó en señal de protesta dos intentonas de acampada dentro del edificio municipal. Sólo desistió de su actitud una vez que el alcalde Ricardo Sánchez –PP- y el delegado de Urbanismo, Carlos Copete –IU-, le comentaron que por cualificación y desempleo acumulado no tardaría en volver a trabajar de forma temporal para la corporación.

Incluso se le fue ofrecida la posibilidad de que mientras tanto, y tras el debido informe del técnico del Área de Servicios Sociales, se acogiera al Plan de Emergencia Social como hacen tantos otros vecinos. Pero esta posibilidad la rechazó por considerarla “una limosna”. Otros en la localidad ni si siquiera tienen el suficiente apoyo económico por parte del cónyuge como para no llegar a final de mes y despreciar cualquier tipo de ayuda. Es la mala suerte de algunos.

El jueves, una vez cumplido su deseo de poder entregar las credenciales para el puesto de trabajo, el solicitante volvió a negarse a derogar su huelga de hambre hasta que no firmara un contrato. Ahora el objetivo había cambiado, ya no sólo se trataba de que se le recogiera su currículum vitae.
Ante dicha respuesta -que denotaba según fuentes corporativas un intento de “coacción”-, por la que Campaña intentaba conseguir mediante presiones un puesto de trabajo de forma categórica, el equipo de gobierno veía imposible calmar los ánimos del activista. Afortunadamente, el devenir ha provocado que Campaña consiguiera lo que buscaba.

Lo que no sabemos es si volverá a hacer de la popularmente conocida como Plaza de las Flores su hogar una vez que finalice su contrato o si comprenderá que los puestos de trabajo temporales están ideados precisamente para que vecinos en riesgo de exclusión social por desempleo puedan optar de forma rotatoria al milagro de ver entrar en estos tiempos que corren un sueldo en casa, aunque solo sea por un mes.

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