Pilar González (PA), ¿la última de su especie?

Tres contra una en las últimas elecciones, Andalucía mujer frente a tres hombres para un futuro nada claro. Y esta Andalucía, de momento, pierde una esencia de mujer, cierra pacto y deja fuera al ganador. Menudo resumen, así es la política.

La inesperada renuncia de Pilar González Modino, líder del Partido Andalucista, única formación netamente autonomista en Andalucía con historia y posibilidades, ha musitado al andaluz convencido del orfanato en el que nos encontramos. Esta tierra, gobernada por quienes ahora encontraron una nueva esperanza en el Hollande francés que servirá en la lectura nacional de contrapunto, pierde una política de coraje y vocación, con enormes cualidades que no se ha entendido en un pueblo con larga historia y frágil memoria. Nuestra riqueza de cada día no nos favorece en ello.

La España de las nacionalidades (Pi y Margall), ha pasado de la descentralización al estrés de la tensión, mientras la “goma” no se rompa. Hace unos días el alcalde de Barcelona se refería al AVE a su paso por Extremadura como obra catastrófica, a lo que respondía (más o menos) el presidente de esa Comunidad: si tiene “collons” (cojones) que se lo diga a la cara.

 

Foto Andalucistas por Sevilla

Esto es España, una invitación a casi ninguna parte. Y Pilar, la necesaria, la mujer que Ama Andalucía, no ha podido ser más comprendida en su pueblo. Cada uno tirando para su tierra, algunos queriendo, incluso, doblegar a la poca asertiva España plural, casi pusilánime a estas alturas. Y nosotros, con la memoria perdida, dejando atrás una posibilidad para que Andalucía sea dueña de España, en una propiedad compartida, para dar sentido al proyecto común y solidario. Para eso quería, sí, Andalucía ser dueña de España, pero no la han dejado.

 

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