Armando, el reportero de la Venta del Sol

Para quien no conozca a Armando Mateo Sicardo le diré que se trata de alguien que va camino de serlo todo en los medios de comunicación. Experto conocedor de la tecnología audiovisual, su José Manuel Bautistacultura y buen gusto musical le llevaron a ser uno de los padres de nuestra radio local, espacio en las ondas que siempre ocupó con soltura y carácter.

Ha hecho radio, TV, vídeo, prensa y videoprensaradiotelevisión. Hoy las redes sociales le ofrecen un espacio amateur que aprovecha para deleitarnos, sin plazo fijo, para que no nos acostumbremos a la fruición, con gestos musicales de primer orden, en una especie de historia musical hecha de saber y criterio.

Lo que no conocíamos, al menos a fondo, eran sus dotes de reportero. Desde la primavera, más o menos, su fama no hizo más que crecer, superando el ritmo frenético de unas obras, las del acerado armando2del barrio Venta del Sol a lo largo de la travesía, hasta convertir sus reportes en el mejor ejemplo cuasidiario que testimonia para la historia una obra necesaria. Ha sido, además, la mejor forma de presentar ante los ojos de todos el trabajo de unos obreros de la construcción que trabajaron durante jornadas incansables en ese sol de muerte que nos regaló el julio y agosto más caluroso de la historia.

Como freelance debatía la obra por interés personal, pues era “su” acera y “su” calle las que estaban ejecutándose. Era, pues, un interesado, pero bendito interés que dio lugar al más sugestivo reportaje sobre unas obras en Mairena que quedarán para armando1la historia, estudio en tiempo real de la transformación de un barrio que, en general, llamaba “Progreso de la obra”.

Las obras han concluido, quedan sólo nimios detalles con que Armando apostilla lo que parece ha sido una obra necesaria. Y al final de un roto fotografiado, una calle agrietada o un carril bici interrumpido por una armando3zanja olvidada, Armando volverá a colocar aquella música que a él y a ti os gusta, tal vez para recordar a ritmo de una nota, que el fino criterio de Armando no es más que una palabra o una imagen que deberíamos hacer siempre nuestra para hacer llegar a todos, también a los que gobiernan, si las cosas son de nuestro gusto o no, espacio crítico que nunca deberíamos haber perdido. Eso a mí y a muchos otros nos gusta, Armando. ¡Muchas gracias!

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