El flamenco es… poesía
Han sido jornadas enteras dedicadas a presentaciones, ultimar detalles y cerrar la programación y ayer, por fin, comenzaron los actos conmemorativos del 30 aniversario de la muerte de Antonio Mairena. Por delante quedan 10 días de exposiciones, conferencias, presentaciones y, sobre todo, mucho flamenco. Y no solo en Mairena. También en el Paraninfo de la Universidad de Sevilla y en el Salón de Actos de la Fundación Cruzcampo.
Ayer se reinauguró el monumento obra de Antonio Gavira en homenaje al Cante Jondo, que en abril cumplió 45 años. En el conjunto, situado en la calle Cervantes, se ha procedido a la limpieza de la piedra, a llevar a cabo un tratamiento de protección y restaurar partes deterioradas, entre otros. Destaca además la recolocación de la fuente, a la que se ha dotado de un motor.
Ya en la Casa Palacio, Alejandro Medina, que dirige el programa sobre flamenco en Radio Mairena Trabilitrán, fue introduciendo los diferentes episodios de la noche, con semblanzas cargadas de detalles que permitieron situar a los participantes en su correspondiente contexto.
El alcalde, Ricardo Sánchez, fue el primero en tomar la palabra recordando que no solo se conmemora la muerte del Maestro, sino también la concesión del primer galardón de Hijo Predilecto entregado en Andalucía, a título póstumo. Sánchez también se refirió a la importancia de divulgar este arte, y destacó el programa de actos como una manera de que el aficionado se acerque a la figura de Antonio Mairena.
Terminada la presentación oficial, el ambiente se impregnó con la maestría de la pluma de José Luis Rodríguez Ojeda, que se hizo patente verso a verso. De su trayectoria destacan sus más de siete libros publicados (próximamente sale el último) y premios literarios y flamencos como el primer accésit del Luis Cernuda, el de Letra Flamenca de la I Bienal de Sevilla (en 1980) o el de Letras Mineras del Festival de La Unión. Ojeda tomó la palabra para hacer un repaso por la vida y obra de Antonio Mairena, en prosa y en verso, apología a un cantaor artista desde que, con 9 años, saliera por tangos en una fiesta familiar.
La velada terminó con el recital del jerezano Iván Carpio, con Antonio Gámez al toque. Un cantaor cuya pista, señalaba Alejandro Medina en su introducción, debería ser seguida por los aficionados. Se sintió bien en la casa «del tío Antonio», ganando a medida que avanzaba cada cante. Comenzó con cantes de fragua y siguió por soleá. Luego hizo una seguiriya de las que cantaba su tío abuelo Antonio Núñez «Chocolate», al que rindió así su tributo, y continuó con unos fandangos naturales que combinó con, ahora el dominio de Gámez, ahora el mayor protagonismo de su voz, de pie, mostrando su elegante presencia y su «jechura» gitana.
También dejó sitio para las cantiñas y los cantes de su tierra, momento en que acudió para acompañar con las palmas a su amigo Israel Moreno, joven bailaor que estuvo en Mairena en 2011 como invitado al Concurso. Llamado por el compás, Moreno dejó el palmeo y pasó a lo suyo. Literalmente, el escenario se le quedó pequeño. Su traspiés durante una vuelta dejó pasó a una improvisación con arte que arrancó sonrisas y palmas del público, dejando esta anécdota como broche final a la noche.
Así, a grandes rasgos, discurrió la noche en el patio del pozo de la Casa Palacio.