Llegaron las vacaciones y ahora…

Llegaron las ansiadas vacaciones para los estudiantes, pero… ¿para todos son deseadas estas vacaciones académicas? ¿Sabemos cómo organizarle estos interminables días de verano a nuestros hijos?

Desde hace un tiempo para acá, no sé qué me está pasando que me gusta bastante más escuchar que hablar… qué me ha gustado a mí siempre hablar  y me gusta  hacerlo y  resulta que la cantinela  que llega a nuestros oídos  cuando llegan estas fechas es: “y ahora… ¿qué hago yo  con el niño todo el  día en la casa?”. Esta si se trata de alumnos de Primaria, aunque hay que señalar que para muchas madres podrían tener 30 años y todavía se refieren a ellos como niños; pero de ese asunto hablaremos otro día, que también es bastante importante para el desarrollo de nuestros apáticos o curiosos estudiantes, en el mejor de los casos, estos últimos.

En cambio si se trata de madres con niños adolescentes las preocupaciones y el desasosiego crece y, sobretodo, si los resultados académicos no han sido buenos.  Ya que las primeras, todavía, pueden coger las riendas de la situación  y controlar a sus niños, en el segundo caso quién controla esa explosión hormonal, quién dialoga con esas extrañas personitas que se pasan las horas pensando en no sé qué, escuchando música u hoy en día con el  whatsapp,  y que necesitan una voz tenaz a la que aborrecen, en la mayoría de los casos, que les digan constantemente lo que tienen que hacer, porque eso sí, maravillosos mundos cohabitan en sus mentes ingenuas. (Pensemos todos en nuestra adolescencia, en qué mar de dudas navegábamos, pero qué recuerdos, se me ponen los vellos de punta, se cruzan varios mundos a la vez, el yo, la familia y los amigos y, por supuesto, cuál es el más importante, el de los amigos).

Así que pensemos que ha llegado el momento de hacer algo, el periodo estival hay que ocuparlo, y ocuparlo de la forma más provechosa posible. No creéis que si nos organizamos hay tiempo para todo, para jugar, en el caso de los peques, para compartir con los amigos, para organizar viajes, para hacer guisos en las piscinas (como decimos los maireneros), pero lo importante es que dediquemos también parte de nuestro tiempo a APRENDER y a no a APREHENDER, que según el Diccionario de la Real Academia Española significa: (Del lat. apprehendĕre): Concebir las especies de las cosas sin hacer juicio de ellas o sin afirmar ni negar.

Por lo que para superarnos tenemos que reflexionar y cuestionar y, sobre todo, madres y padres, tenemos que educar para que nuestros hijos tengan a su alcance las herramientas o procedimientos que los llevarán al conocimiento. No es un camino fácil, y sobre todo en etapas  anteriormente comentadas, para eso en esta sección, iremos creando una escuela de padres y abordaremos temas relacionados con la educación de nuestros hijos.

En primer lugar, hay que disfrutar de estas primeras semanitas y, a partir de ahí, manos a los libros, nunca mejor dicho.

Y para cerrar mi artículo, que para ser el primero, bien que me estoy extendiendo, al principio, os conté que el hablar se me daba bien, ¡esto de escribir hay que trabajarlo más!, pero como me pienso que os tengo delante… venga palabras… ahí… os dejo una serie de pautas para que podáis manejar vuestra situación en algunos de los siguientes casos:

Alumnos de Primaria y Secundaria  (curso aprobado):

Nos pasamos por nuestra maravillosa biblioteca y los motivamos para que lean y/o les ayudamos a reforzar técnicas de estudio y motivación para que sus resultados sigan siendo satisfactorios. Todos conocemos los beneficios de la lectura, y  si no es así, otro día los trataremos. En esta misma biblioteca se han organizado talleres de lectura todos los días.

Alumnos de Primaria y Secundaria  (asignaturas suspensas):

Necesariamente tienen que aprender esos contenidos no superados a lo largo del curso, empecemos ayudándoles a hacer un  horario de estudio, en función de las asignaturas suspensas y, a partir de ahí, a revisarle el trabajo realizado a diario.

Para desgracia social, el fracaso académico está muy extendido; pero hemos meditado el por qué de los suspensos de nuestros hijos, en qué estamos fallando o en qué fallan ellos, (también está ese famosillo comentario de: “éste es que no sirve”). Son tantas preguntas, todos tenemos nuestra parte de culpa. Pensémoslo…  Y apelo a vuestra  benevolencia y a que acepten estas palabras mías para participar en este nuevo espacio educativo creado con muchísima ilusión, os lo aseguro.

Os espero la semana que viene.