Recuerdos en blanco y negro
LIII ediciones de Festival de Cante Jondo Antonio Mairena y multitud de crónicas para la posteridad. Muchos los recuerdos que el aficionado de mediana y avanzada edad guarda en su memoria y que han podido ser revividos esta noche en la Casa Palacio de los Duques de Arcos. Es gracias a fotografías que recogen la flor y nata del cante de aquella época en la que el Festival gozaba del máximo prestigio: Matilde Coral, Rafael El Negro, Camarón de la Isla, Antonio «El bailarín», José Mercé, José Menese y otros muchos.
Manuel Guillén es el cronista gráfico de la vida mairenera (y de vidas de marineros) que recogió en su retina y objetivo tantos y tantos momentos que se vivieron en la localidad de la mano de Antonio Mairena. Fotos inéditas prácticamente en su totalidad, como recordaba Antonio Reyes cuando lo presentaba, hoy reeditadas con ayuda de sus hijos y expuestas durante esta semana en la Nave del Pino de la Casa Palacio.
Rodeado de toda su familia, la inauguración de la muestra ha servido para dar a Manuel Guillén Sánchez su homenaje como, en palabras del alcalde, una personalidad de Mairena. Incluso se sumó su sobrino Antonio Carrión, que le regaló (y a los presentes) unas bulerías como sabe hacer un Grammy Latino, entre otros importantes premios y reconocimientos. El propio Guillén, con sencillez, simplemente deseó a los presentes que disfrutasen de la muestra.
Mairena intenta así reconocer la trayectoria de sus hijos, como lo ha hecho también esta noche con Curro Mairena, en el año del centenario de su nacimiento. Lo ha hecho de la mano de Pedro Madroñal, divulgador y crítico de flamenco. Habló de su lado personal, trabajador, y cómo no, de ese recorrido flamenco que iniciara allá por el año 39, ilustrando con imágenes y algún cante de los que ya apenas se entiende por otros lares.
Filosofía Mairena, con lo gitano como bandera, la pureza entendida como sensibilidad, conocimiento y herencia de la sangre, los duendes que no se encuentra porque sí. La razón incorpórea. A Curro le gustaba Tomás Pavón y su hermana Pastora, Joaquín de la Paula y, sobre todo, Manuel Torre. Su voz, nasal y de oscuros matices, se entendía con las guitarras de Melchor de Marchena o Diego del Gastor, y, sobre todo, de Manolo de Huelva. Se diferenciaba en el cante por segurilla, al estilo de Marrurro, Manuel Torre o Tío José de Paula.
La noche la terminó la cantaora visueña Vanesa González por malagueñas y cantes abandolaos, alegrías, soleá apolá, zambra por bulerías y seguirilla, acompañada por la guitarra de su maestro, Fernando Rodríguez. La joven va encontrando su sitio en citas como ésta o en el circuito de la provincia, como recordó Alejandro Medina, quien señaló que su cante empieza a madurar. Ya se llevó premios en Mairena en 2008, el Manuel Mairena de los jóvenes, y el pasado 2013, el Calixto Sánchez de los cantes de Levante, quedando además finalista para un Antonio Mairena que quedó desierto.