CARACOLILLO DE CÁDIZ GANA EL CONCURSO ANTONIO MAIRENA

Todo cambio es bueno si se enfoca en la buena dirección, y el del concurso de Cante Jondo Antonio Mairena se presentaba ya por otra parte como perentorio. Las novedades puestas en marcha esta edición, coincidiendo con la quincuagésimo quinta del festival, se ha revelado buena ocasión para abrir el abanico de palos que integran lo ‘jondo’, y así se evidenció anoche sobre el entarimado del recién nombrado Auditorio Manuel Mairena, el de la Casa Palacio de los Duques de Arcos. Hubo variedad, un novedoso aliciente, aunque por desgracia, esta nueva cualidad no tuvo su correlato artístico, siguiendo el nivel del concurso por debajo de lo estimable. Será éste un aspecto sobre el que incidir en las próximas ediciones para culminar el realineamiento iniciado, estiman no pocos aficionados y personas más influyentes, afinamiento necesario para mantener el certamen entre los más prestigiados.

Fue ésta una valoración muy compartida en el graderío, con algo más de público que en la edición anterior. Y que atañe de otra parte al veredicto del jurado. El primer premio llamado Antonio Mairena se lo llevó el gaditano Esteban Guerrero, de remoquete Caracolillo de Jerez, cuya actuación no acabó de convencer a muchos, en la que ejecutó malagueñas, seguiriyas y bulerías. Brillando en estas últimas, que cerró a modo de homenaje a La Perla de Cádiz, con las cuerdas de Miguel Salado. El gaditano tuvo una puesta en escena demasiado teatral, pero jaleada y vitoreada por un buen número de admiradores desplazados desde su tierra. Le falló levemente además la voz en un quiebro al cierre de la seguiriya. Pero en todo caso, se hizo con el medallón enmarcado de Jesús Gavira y los 5.000 euros de dotación que aporta el Ayuntamiento de Mairena del Alcor.

En cuanto al premio Calixto Sánchez, dotado con 500 euros por la Casa del Arte Flamenco junto a la metopa gaviriana, esta vez reproduciendo el perfil de Calixto, se marchó a la campiña cordobesa, recayendo en el lucentino Antonio Nieto. Hizo con la guitarra de Manuel Herrera bulerías por soleá, malagueñas y seguiriyas, en una actuación correcta, que no obstante tampoco estableció línea directa con la gracia del público. Eso sí, siempre atento y respetuoso. Luego vino el premio Manuel Mairena, de 500 euros aportados por la peña mairenista más medallón alusivo a su fallecido titular, ya fallado en la fase concursal, y recaído sobre la joven paradeña Lidia Rodríguez. Ella fue quien rompió el hielo de la noche junto a la sonanta de Jesús Rodríguez, haciendo unas seguiriyas y caracoles. Y aunque Lidia tampoco pudo disimular su bisoñez, dada su juventud y sus aptitudes, podría decirse que el tiempo y la experiencia juegan en su favor.

El jurado estuvo integrado por el cantaor Marcelo Souza, el investigador Faustino Núñez, el estudioso y mairenista Ramón Soler, el presidente de la Cátedra de Flamencología de Cádiz, Antonio Barberán; y el aficionado Eulogio Mauri. Y frente a ellos fueron desfilando uno a uno además el resto de los concursantes. Por ejemplo, el onubense del pueblo de Bea, Sebastián Cruz. Que derrochó fuerza y pureza en su flamenca y poderosa actuación al comienzo de la noche, cuando acompañado por el guitarrista Manuel Herrera desgranó una terna trenzando cantes abandolaos, bulerías por soleá y seguiriyas. Tras él y desde El Cuervo, llegaría el turno de José Olmo, que entonó alegrías, peteneras y soleares para redondear, con el toque de José de Pura. Para, siguiendo el orden aunque ya abriendo el segundo tramo del concurso, escuchar sobre aquellas tablas al linarense Juan Ruíz o ‘Coronel Chico’, quien a los sones de Jesús Rodríguez desgranó unos cantes por malagueñas, soleares y tangos, sin cautivar tampoco al público.
De otro lado, y culminando la parte artística de la noche del concurso, cabe ser destacada la actuación final de Juan de Mairena, que se mostró encantado de volver al certamen que ganó en el pasado, el de su pueblo, “y en el que sólo me falta tocar la guitarra”, manifestó arrancando las sonrisas del público, que de manera novedosa pudo ver a un Juan José Navarro cantando para el baile de Carmen Argullo, con el complemento a las palmas de Paco Vega, y el toque de Alberto López. Un buen cuadro con el que dejaron una dulce estela en el escaso aire de la estival noche, a través de unos tientos, tangos, soleás y bulerías por soleá. Con un final a recaudo de micros, tanto para instrumentos voz, en el que el joven mairenero se marcó unos compases a dúo con la bailaora.

Peteneras para evocar a los que nos dejaron
Con una climatología más que agradable este año, la velada flamenca se abría por el presentador Alejandro Medina cercanas ya las once de la noche, dilatándose hasta poco después de las tres de la madrugada. Durante todo su acontecer con la presencia en el ambiente y en el decorado, a modo de homenaje, de los artistas de primer orden en estas artes fallecidos en lo que va de año. Dentro del escenario, y en dimensionadas reproducciones fotográficas: Canela de San Roque, Lebrijano, y Juana la del Revuelo. En el muro lateral, José Menese, el gran protagonista de póstumo reconocimiento para esta noche. A ellos, hubo que añadir la noticia de última hora transmitida casi en tiempo real por el presentador, del fallecimiento de Paco Taranto. Un nombre más que sumar a la nostálgica lista para el recuerdo.

Siendo así que quizás para nadie tanto como para ellos, tan llorados, tuviera mayor sentido el homenaje del evento, a compás de la petenera, la agasajada de la noche. Un reconocimiento mutuo Mairena-Paterna, Paterna-Mairena, al albur del lazo de amistad y colaboración establecido entre la Casa del Arte Flamenco y las entidades artísticas de Paterna de la Rivera, con su concurso, su festival, y ese palo cantaor como mayor argumento. Para lo cual, y previo al descanso, subió a la palestra a recoger el medallón enmarcado el alcalde de la localidad, Alfonso Caravaca, calurosamente acogido por el presidente peñista Manuel Jiménez Ríos, la concejal mairenera de Cultura, Gloria Guillén (a falta del alcalde que había viajado con los artistas de esta noche a la presentación del Festival en Jerez), y Antonio Cruz Madroñal, heredero de la Casa de los Mairena.

Entre lo allí dicho, cabe destacar el agradecimiento y elogios del regidor paternero hacia Mairena y su papel en el mundo flamenco, a su legado, al tiempo que los oradores no desaprovecharon para trazar paralelismos con la buena salud del cante en la gaditana localidad, con datos para la sana envidia, como la masiva asistencia de aficionados a su certamen, en concreto, una media de 2.000 espectadores en un pueblo que no alcanza los 5.500 habitantes.

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