El Cáliz de Mairena, un valor patrimonial que lo ha convertido en una pieza imprescindible en exposiciones
El Dr. José Manuel Navarro Domínguez nos relata esta magnífica historia sobre el Cáliz de la Parroquia de Mairena del Alcor, un Cáliz que se encuentra en nuestra localidad desde hace siglos. Una pieza única que que la hace imprescindible en exposiciones por su singularidad y que atesora una historia para muchos desconocida.
Entre las piezas de la exposición El Pacífico. España y la aventura de la Mar del Sur, inaugurada en noviembre de 2013 en el Archivo de Indias de Sevilla, en conmemoración del V Centenario del descubrimiento del océano Pacífico por Vasco Núñez de Balboa, se encuentra un magnífico cáliz de plata dorada, de estilo Rococó, de 23 cm, de altura y 15 cm de diámetro en la base, fechado en 1787.
Con su rica decoración, su extraordinario viaje a través de medio mundo y su original inscripción dedicatoria, constituye una magnífica prueba del intenso diálogo artístico mantenido en el imperio español, la fértil interacción de pueblos y culturas con la mezcla de influencias europeas, asiáticas y americanas, que ha hecho a algunos historiadores hablar del primer proceso de globalización cultural.
Presenta una base ancha de perfil ondulado y forma convexa. Está cubierta con decoración de rocalla sencilla combinada con estructuras en forma de C, formando espacios ovales dispuestos en horizontal.
La recargada decoración de la peana se completa con pequeñas veneras y aristas ondulantes. El vástago central presenta tres ensanchamientos esféricos decorados con cinta cruzada de rocalla. En contraste la copa de estructura troncocónica, pequeña y completamente lisa, resulta extremadamente simple y original, pues no presenta el estrechamiento frecuente en otros cálices de su época. En la línea central de la copa presenta una cresta trilobulada corrida y rehundida, que separa la parte decorada inferior de la parte lisa superior.
Esta magnífica pieza de platería fue donada a la Parroquia de Mairena del Alcor a fines del s. XVIII por Ángel Carmona y otros vecinos de la villa desde el archipiélago de las Filipinas. Es uno de los pocos cálices fabricados en el centro platero de Acapulco (México) que se conservan y además una de las pocas piezas documentadas que sabemos que haya recorrido todas las grandes rutas del comercio colonial que unían el imperio español. El cáliz viajó desde Acapulco en el Galeón de Manila, a través del Pacífico hasta Manila (Filipinas), donde fue renovado por plateros locales, adquiriendo la recargada decoración de aire Rococó que luce. Finalmente emprendió su viaje hasta Mairena, volviendo a embarcar en el Galeón de Manila, de vuelta a Acapulco. Desde aquí fue transportado al Caribe, probablemente por la ruta que cruzaba Sierra Madre hasta México y posteriormente al puerto de Veracruz, de donde partían hacia España los galeones de la Carrera de Indias.
Su singular valor patrimonial lo ha convertido en una pieza imprescindible en exposiciones tan importantes como Church art in colonial Philippines, 1565-1898, Ayala Museum, Manila, 1991 (en reproducción fotográfica), La orfebrería hispanoamericana en Andalucía Occidental, Sevilla, 1995, El Galeón de Manila: Hospital de Los Venerables, Sevilla, Museo Franz Mayer, México D.F., Museo Histórico de Acapulco Fuerte de San Diego, Acapulco, 2000 y la que puede visitarse en estos momentos en el Archivo de Indias.