¿Qué fue de El Tesoro de Mairena?
El conocido como El Tesoro de Mairena es muy apreciado desde el punto de vista patrimonial, por su alto contenido en piezas de oro cuando, en aquella época, era la plata el metal más utilizado. Contiene elementos variados que son significativos de una forma de orfebrería típica de esta zona de la península ibérica. Así pues, se puede encontrar una diadema, una fíbula (similar a un broche actual) o un torque cuya factura es más fina que los encontrados en tesoros similares, por lo que es especialmente apreciado por los especialistas. Así lo cuenta la arqueóloga Ana Gómez en una entrevista para Canal 12.
La historia de estas piezas es la de los indígenas que trataron de ocultarlas bajo tierra ante el avance del ejército romano, antes de que se produjera un saqueo masivo con el que luego los invasores se financiaban. Es esta la razón por la que hay muchos tesoros diseminados por nuestro territorio, que hace que las investigaciones sigan en marcha.
Fíjense, por ejemplo, en las figuras religiosas hechas en barro de la imagen, que Jorge Bonsor encontró en la zona de Bencarrón. Con la ayuda de María Luisa de la Bandera, directora del departamento de Arqueología de la Universidad de Sevilla, se hizo una interpretación con el objetivo, cuenta Gómez, de utilizar a estas figuras como “mascotas” del museo de Mairena. Curiosamente, la diadema que porta la fémina es similar a la que forma parte del tesoro.
Fue el vecino de Mairena Andrés Morales, ingeniero y aficionado a la arqueología, quien encontró el tesoro en los años 80, y nunca se ha sabido el punto exacto en el que se produjo este hallazgo. Morales lo donó al Ayuntamiento y este, a su vez, al Museo Arqueológico de Sevilla.
Es lo que hace que, a día de hoy, no esté en Mairena y su vuelta sea difícil. No es imposible, pero conllevaría mucho trámite administrativo, como recuerda Ana Gómez, puesto que el tesoro es propiedad del Estado. Además, habría que habilitar un espacio con todas las garantías de conservación preventiva o seguridad.
Lo que sí se podría hacer es una reproducción o una exposición temporal con las piezas originales. Un buen lugar para ello podría ser el propio museo del Castillo de Mairena que, por cierto, abrirá próximamente de forma permanente. Esto permitirá poner en marcha nuevas actividades y proyectos tras muchos años de trabajo de ese que no se ve pero que, al igual que cuando se restaura una pieza, cuyo proceso lleva tiempo, se hace patente al final.
La zona de Bencarrón y Gandul, por donde se encontró el tesoro, es muy rica arqueológicamente. Tanto que la Junta de Andalucía está intentando desde años declararla como zona patrimonial, recuerda Ana Gómez. Precisamente por esto, cualquier intervención pone en alerta, como ha ocurrido con las zanjas abiertas recientemente y en torno a las que el Partido Andalucista ha elevado a pleno una moción. La arqueóloga recuerda que los trabajos en la zona deben realizarse con cautela y con las oportunas supervisiones.