Rubio de Pruna, ganador del LIII Concurso de Cante Jondo Antonio Mairena
Algo menos de media entrada en el auditorio de la Casa Palacio de los Duques de Arcos, según lo que se observaba desde el balcón reservado a la prensa. Y fresquito, como es habitual, porque pese a las altas temperaturas de este principio de mes, el relente nunca perdona en estas noches flamencas.
Eran ya sobre las 22:40h cuando Pedro Madroñal hizo aparición con una guitarra en la mano recordando a Paco de Lucía, «un genio entre dos aguas», quien ponía «el flamenco en armonía con el cosmos». Como si en ella se encontrase el espíritu del maestro de Algeciras, al menos por una noche, la situó en una silla donde presidiría lo que vendría luego, el recital frente a frente de Manuel Herrera y Elías Chincoa «Niño Elías». Llorar parecían en algunas notas las guitarras al toque de estas reconocidas figuras. Herrera, precisamente, cumple 25 años como tocaor en el Concurso de Mairena, y también obtuvo un detalle conmemorativo. Trece añitos contaba cuando vino por primera vez.
El concurso
Tras los preámbulos, fue Andrés Fernández quien abrió la noche, aspirando al premio Manuel Mairena a las jóvenes promesas. Con nervio, mostró un estilo arriesgado ya desde su cante por tonás, donde no se amilanó ni ante los requiebros traicioneros. Quizá la seguridad en sí mismo fue lo que convenció al jurado, pues fue él quien se llevó la placa y los 600 euros de premio en lugar de Rocío Martínez de Dios.
El premio Calixto Sánchez, dotado con 1500 euros, se lo llevó José García Vilches, que ya viniera el año pasado. Sus malagueñas, petenera y granaína y media granaína causaron buena impresión, como confirmara el fallo del jurado. José Luis Diéguez, pues, se marchó sin el premio.
Francisco Javier Sánchez «Bonela hijo» cantó por cantiñas y bulerías aspirando al premio de la Casa del Arte Flamenco Antonio Mairena de los cantes a compás. También por tangos y con prisita, con la consecuente persecución de Niño Elías. A criterio del jurado, mereció el premio, dotado con 2000 euros, más que Jesús Castilla.
Difícil estuvo el primer premio, el que lleva el nombre de Antonio Mairena, el de los cantes más puros y jondos. Domingo Herrerías fue el primero en mostrar sus credenciales, controlando cadencia y emoción a través de su seguirilla, su toná y su soleá. Especialmente disputado estuvo el galardón entre los otros dos aspirantes. Manuel Romero, con Eduardo Rebollar a la guitarra, comenzó por una soleá medida bien acogida, y terminó por meterse al público en el bolsillo ya en la seguirilla, con parte del respetable de pie a su finalización, antes de terminar por tonás. No convenció más, en cambio, que Antonio Flores «Rubio de Pruna», que lo puso complicado ya desde su toná. Muy derecho también por soleá también arrancaba «oles» a los asistentes. Terminó por seguirilla y con el primer premio, dotado con 3000 euros.
Mientras el jurado decidía, David Pérez bailó por soleá y bulerías, acompañado de Manuel de la Luz al toque y Jorge el Canastero y Javier Rivera al cante.
Homenaje a Triana
En la noche del Concurso también Triana fue protagonista. Artistas y personalidades del barrio con más solera de Sevilla se dieron cita en la Casa Palacio para rendirle homenaje a lo que, más que un lugar, es una forma de ser, de hacer, de sentir el arte. Las palabras de Pedro Madroñal bien lo retrataron, antes de que Manuel Jiménez, presidente de la Casa del Arte, hiciera entrega de una placa conmemorativa a las bailaoras Pepa Montes y Cristina Hoyos. Entre la representación trianera, también estuvieron Francisco Pérez, delegado del distrito de Triana; Ángel Vela, escritor; Manuel Melado, poeta, escritor y periodista o Ricardo Miño, guitarrista. Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla, también pasó por la Casa Palacio.
El escultor mairenero Jesús Gavira, cuya obra está tan presente en Triana, entregó un detalle de recuerdo.
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