Flamenkeando, crónica de una noche flamenca
El sábado pasado tuvo lugar la primera edición de Flamenkeando, la antesala del Festival de Cante Jondo Antonio Mairena. Un evento que nace con la iniciativa de apoyar a la cantera de artistas maireneros que intentan sobresalir en este mundo.
Así, en el auditorio de la Casa Palacio se reunieron encima del escenario la artista Alba Molina con el teclista Tony Romero y los grupos locales El Bache, Retales de Mairena con la bailora Sandra Bara y el grupo Indama.
Con esta iniciativa el Ayuntamiento de Mairena pretende renovar el formato de este histórico festival y abrirse a un público más joven. Sin embargo, en el patio de butacas no había tantos jóvenes como se esperaba, a pesar de precio de la entrada, 3 euros o gratis si se tenía la entrada para el Festival de Cante Jondo Antonio Mairena.
Muchos familiares, amigos y amantes del flamenco disfrutaron de la velada, que empezó con una magnífica presentación por parte de los grupos maireneros. Un tentempié que casi pone al público en pie. No puedo sino alabar la iniciativa de esa presentación al estilo del programa de Canal Sur, El sol, la sal y el son, donde todos los integrantes de El Bache, Indama y Retales, se reunieron en una gran mesa de madera y acompañaron sus cantes sólo al ritmo de los golpes de mesa.
Un espectáculo digno de ver, porque a pesar de ser grupos diferentes, había una sintonía que los agrupaba a todos y que hizo que Sandra Bara y uno de sus cantantes subieran a la mesa a bailar.
Después de este magnífico comienzo, no quedaba más remedio que empezar con los distintos conciertos. El primero en pisar el escenario fue El Bache, que puso el tinte canalla y desenfadado con las letras de Estopa y Los Delinqüentes. Por supuesto no faltó su canción Camarera, escrita por el guitarrista Marín, autor de muchas letras de nuestro carnaval. El Bache dejó al público animado y con ganas de más gracias al ánimo de su cantante Tomás Jiménez.
Los Retales recogieron el testigo y empezó fuerte con su nuevo cantante Isaac Solis, que lo dio todo en el escenario, ya que sólo le faltó salir a bailar mientras cantaba. El plato fuerte de los Retales no se hizo esperar y llegó en la segunda canción, cuando Elisa Prenda hizo su aparición.
Tranquila, tomó asiento a un lado del escenario y se colocó el violín al hombro. La melodía empieza y el sonido claro del instrumento nos envuelve a todos. No hay letra, sólo la música, pero no hace falta, porque el violín de Elisa Prenda hizo que todos nos emocionáramos. La pieza que tocó hizo que el público se levantara aplaudiendo. Para mí fue el mejor momento de la noche, el momento que confirma todos los años de preparación dedicados, el momento que confirma que alguien vale de verdad. Elisa Prenda, mi más sincera enhorabuena, espero que dentro de un año seas una gran violinista flamenca.
Después de un grande, viene otro grande. Sandra Bara hizo aparición en el escenario con una guajira mezcla de su tierra y la nuestra, que encandiló a todos. Después de tres meses trabajando en Miami, Sandra ha regresado con una técnica mejorada y una fuerza en el escenario que se transmitía a través de su cuerpo y su cara.
Era ya más de la una, cuando la artista Alba Molina subió acompañada de Tony Romero (teclista de Chambao), un cambio que sorprendió a muchos, ya que en los carteles se había anunciado que estaría acompañada del guitarra Ricardo Moreno, con lo que se presuponía que la velada iba a ser flamenca pura.
Sin embargo, lo que Alba Molina nos tenía preparado era su nuevo espectáculo, una fusión del flamenco de su voz con el jazz del teclado. Se versionaron a este estilo las canciones Bésame Mucho, Insensatez, Volver al lugar querido, Te quiero mucho y un tema de sus padres Lole y Manuel.
La actuación no llegó a tener el feeling de las otras, puesto que la interacción entre público y cantante era escasa. Sin embargo, fueron muchos los que supieron apreciar el nuevo estilo de la cantante y se levantaron para despedirla.
Para cerrar las actuaciones de grupo, llegaron Indama y sus ganas de feria. La primera parte de su actuación nos trasladó a una caseta de feria donde ellos estaban ambientando la velada. Tuvieron problemas con los micros, pero sin embargo, supieron salir adelante y hacer disfrutar al público. La segunda parte del espectáculo que tenían preparado era totalmente diferente. Del ritmo ligero de las primeras canciones, pasaron a un ritmo lento y sosegado. Utilizando las mesas y las sillas de la presentación del concierto, Indama trajo un flamenco distinto al que nos tienen acostumbrados.
Una velada flamenca que muchos recordarán, puesto que el ambiente era muy bueno y los grupos lo estaban dando todo. Sin embargo, hubo detalles en la organización que empañaron el espectáculo, como que las sillas de las gradas no estuvieran puestas. Conforme llegaba el público debía coger las sillas y colocarlas donde quería, lo que entorpecía a unos y molestaba a otros. Por otro lado, hubo un problema con un altavoz que se hizo notar a lo largo de las actuaciones y que hizo que se estuviera más pendiente del técnico que iba y venía que de lo que pasaba en el escenario.
Sin embargo y a pesar de todo, este proyecto es la primera vez que se hace y tiene vistas de mejorar en las próximas ediciones, ya que el flamenco es base de la historia de Mairena y el objetivo es acercar esa historia y nuestra cultura a los más jóvenes.