El camino de las Piedras
La zona de la Morería, probablemente el espacio edificado más antiguo de la localidad y origen del pueblo, está experimentando una intensa remodelación en los últimos años. Tras siglos de olvido, está viendo remodelado su aspecto con el ajardinamiento del olivar del castillo, el trazado de senderos, el establecimiento del aula de visita, el uso del olivar como calvario o la apertura de un pasaje abierto este verano como acceso desde la calle Real al olivar, para el que ya se ha sugerido recuperar el nombre de la desaparecida calle Morería.
Quizás sea buen momento para recordar que, por el lado opuesto del castillo discurría hace algo más de un centenar de años el menos conocido Camino de las Piedras. Este sendero, no registrado en los callejeros, fue creado por los propios vecinos con su continuo tránsito por la zona del castillo tras su abandono. Buena prueba de la rapidez con la que el vecindario altera el medio adaptándolo a sus necesidades.
El camino estuvo en uso hasta principios del s. XX, cuando Jorge Bonsor, tras adquirir el castillo en 1902, comenzó a reconstruirlo. En diciembre de 1903 comenzó a cerrar su propiedad siguiendo la línea trazada por el propio alcalde de Mairena, Manuel Jiménez Florindo. Mandó construir una tapia de 2,20 m de alto entre el foso y la actual calle Castillo y una moderna alambrada de púas sobre postes de pino para reemplazar al tradicional vallado de pitas (aloes señala Bonsor) que cerraba el olivar llamado de la Atarjea, que acaba de adquirir.
Varios vecinos de Mairena acudieron ante el Alcalde, solicitando la suspensión de las obras que estaba el realizando el nuevo propietario del Castillo de Luna. Argumentaban que al levantar de nuevo las murallas pretendía incluir entre los terrenos del inmueble el camino público denominado de las Piedras. Se apoyaban los vecinos en el artículo nº 72 de la ley municipal, que imponía a los ayuntamientos el deber de cuidar y conservar todos las fincas, bienes y derechos pertenecientes al municipio, especialmente el apartado 1º de dicho artículo, que establecía la obligación de las corporaciones municipales de atender a la composición y conservación de los caminos vecinales.
Pero el Alcalde rechazó la reclamación, aclarando que el camino no fue nunca camino público, sino un paso de tránsito abierto por los vecinos por terrenos del castillo durante el tiempo en que estuvo abandonado, en estado ruinoso, con el fin de acortar unos cuantos pasos el acceso al camino del llamado Cementerio Viejo, que si tenía el carácter de camino público. Este cementerio había sido construido en 1844 en el alcor del Cebrón. Ya una década antes se había improvisado un camposanto temporal en el Cebrón para enterrar a los fallecidos en la epidemia de cólera, un simple espacio en el campo, sin vallado siquiera. Pero en 1844 el Ayuntamiento decidió cercar un amplio terreno rectangular de unos 45 m por 31 m, rodeado con una pared de casi 3 m de altura.
Para bajar desde la iglesia parroquial hasta el cementerio, el cortejo fúnebre debía descender por la calle de la Iglesia, llegar a la plaza, bautizada por entonces Alfonso XII, y girar hacia el camino del cementerio, que discurría junto a la atarjea del primer molino y los lavaderos públicos. Este camino ha dado lugar a la calle que lleva hoy día el nombre del propietario del castillo contra el que reclamaban los vecinos. Lógicamente un camino más corto era el callejón del castillo, pero también más peligroso por su excesiva pendiente. Por el contrario, el camino de las Piedras al que se referían los vecinos, cruzaba desde la iglesia hasta el cementerio con un trazado más corto y con una pendiente más suave.
La demanda presentada por los vecinos señalaba expresamente que Bonsor cortaría el camino al reedificar las murallas, lo que parece indicar que el camino atravesaba la fortaleza. Desconocemos el trazado exacto del camino, y es probable que un ramal del sendero accediese al interior del recinto fortificado por la parte O que, según se aprecia en las fotografías realizadas por Bonsor, presentaba huecos importantes y montones de tierra que facilitarían el acceso. Pero difícilmente atravesaría el recinto de parte a parte, pues el resto de las murallas no presentaban aberturas y el desnivel del foso era importante pese a estar parcialmente cubierto de tierra.
Bonsor, minucioso en sus anotaciones, recoge el 24 de enero en su cuaderno la queja de los vecinos precisando que estos solicitaban que demoliese la tapia que acababa de construir para rodear su propiedad y cortaba el paso entre el foso y el olivar. Posiblemente la línea principal del camino pasaba junto al castillo siguiendo la línea del foso por su parte meridional y descendía suavemente por la ladera hasta el camino del cementerio, tal y como aparece en la acuarela de Deschamps titulada Castillo de Mairena del Alcor, fechada en 1902 y conservada en el Castillo. Posiblemente Bonsor aprovechase su tramo final para el camino de acceso que trazó desde la nueva puerta que abre en la muralla hasta la cancela de su propiedad. El cementerio quedó abandonado en 1891 cuando se inauguró el de San José, pero el camino trazado en la zona del olivar y las ruinas del castillo continuó en uso. Y este uso era el que reclamaban los vecinos que quedaría interrumpido con la reconstrucción de las murallas.
La negativa del alcalde no desalentó a los vecinos, que elevaron la queja al Gobernador Civil de Sevilla. Finalmente la Comisión Provincial a la que el Gobernador encomendó atenderla, desestimó la reclamación de los vecinos en su resolución de 10 de noviembre de 1904. Argumentaba la Comisión que, aunque por abandono de los antiguos propietarios del inmueble se pudiera haber constituido una servidumbre de paso sobre el terreno privado, a favor de los vecinos de Mairena, el Ayuntamiento carecía de las atribuciones necesarias para establecer el derecho de los vecinos, lo que en su caso correspondería a la autoridad judicial. Por supuesto dejaba a salvo en su resolución el derecho de los vecinos a acudir a la justicia, mediante la denuncia de las obras realizadas por el propietario del terreno por usurpación de un camino público. Pero en tal caso deberían demostrar el carácter público del camino, que el propio Ayuntamiento negaba.
Fuentes: Archivo Familia Peñalver-Simó, Cuaderno C Fouilles et travaux de restauration du Castillo de Mairena del Alcor, 1903-4. Archivo Municipal de Mairena del Alcor, leg. 70, 25 noviembre 1904.
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