“Lo hacíamos más que nada porque lo pasábamos del carajo”
Artículo publicado en la Edición Papel nº 124 Febrero-2019
Los pasados días 15 y 16 de febrero, Mairena del Alcor celebró su carnaval 2019 con una doble cita que se dividió entre el concurso del viernes en el Teatro de la Villa del Conocimiento, y el pasacalles del día 16, que partirá del Paseo de la Feria a las 16 horas. Un carnaval, cuyo cartel se presentaba recientemente de la mano su autor, Rafa Alcaide, y que aunque mantiene cierta estabilidad desde principios del presente siglo, atraviesa momentos intermitentes.
La ‘Banda del Limón’ junto a ‘Los esparadrapos’ protagonizaron el renacimiento del carnaval
A falta de un estudio que aporte datos sobre la historia de esta expresión popular en Mairena, nos centramos en el resurgir de la fiesta con la llegada de la democracia. Para ello hablamos con José Manuel Pérez “Cubero”, José Miguel Labrador González “Labra” y Luis Alfonso Morales “Mochi”, tres de los miembros de aquella mítica chirigota, la “Banda del Limón”, que junto a “Los esparadrapos”, protagonizaron el renacimiento del carnaval mairenero a inicios de la década de los 80.
DE JUGAR CON LIMONES A FORMAR UNA CHIRIGOTA
“Nos llamaban de todos los sitios para cantar y aquello se llenaba”
Explican que ese nombre, el de “Banda del Limón”, hacía referencia a un grupo de amigos que “jugábamos a las chapas en la Plaza”. Un nombre que ellos mismos usaban y que “viene de jugar al fútbol con las naranjas y los limones en la puerta del Cristo de la Cárcel. Ahí nos juntábamos y así se forma el grupo”. Un grupo de jóvenes entre 15 y 16 años que reconocen que ya “nos gustaba el carnaval y el cachondeo”. El salto a la chirigota tiene un origen muy claro, explica Cubero, “porque el Ayuntamiento convocó un concurso y decidimos presentarnos”. Corría el año 1981 y estos niños que jugaban al fútbol en la puerta del Cristo ganan las 30.000 pesetas de premio con el nombre de su pandilla y “disfrazados la mitad de moros y la otra mitad de romanos”, recuerda Labra a lo que Mochi añade, “me acuerdo porque le pedimos los cascos a la Hermandad de la Soledad”. Recuerdan que la plaza se llenó pero no se acuerdan lo que hicieron con el dinero del premio, “seguramente lo gastaríamos en guisos o en comer y beber todos por ahí”.
MÁS DE DIEZ AÑOS SALIENDO A LA CALLE
Así arrancan una trayectoria que se alarga más de una década y aunque llegan a ganar algún premio en concursos de agrupaciones, quizá sus mejores logros se dieron en las más selectas casas hosteleras de Mairena. Si hubiera que reconstruir un censo de establecimientos maireneros del momento, hacer memoria con la Banda del Limón sirve para contabilizar la mayoría. Recuerdan que “nos llamaban de todos sitios para cantar y aquello se llenaba. La gente no se disfrazaba mucho, pero se llenaba”. Así, se acuerdan de La Jábega, el Venus, el Paradise, el Bar San Pedro, el Beethoven… y un larguísimo etcétera, donde “nos ponían nuestra copita y comida”, algo que les encantaba y que culminaba el objetivo original del grupo, porque como recuerdan, “lo hacíamos más que nada porque lo pasábamos del carajo”.
La chirigota ya no sale en carnavales, pero los amigos siguen quedando a pesar del tiempo
En el 82, año del Mundial de España, reaparecen en febrero vestidos de espantapájaros, y al año siguiente de escoceses. Se repetía el modus operandi de su estreno chirigotero: “nosotros cogíamos músicas y las adaptábamos a nuestras letras”, unas letras que reconocen, “hacíamos entre todos, no teníamos a un autor único como hay ahora”. Precisamente el año de los escoceses ganan un tercer premio en Arahal y un primero en Paradas, además de dejar algunas de las más suculentas historietas del anecdotario limonero. Como aquella en que los para la Guardia Civil cuando venían de ganar el concurso, un momento en el que recuerdan “la cara de los agentes cuando empezaron a bajarse del coche tíos con la falda escocesa…”. Otra de las constantes de estos primeros años es el espíritu amateur y lúdico de la agrupación, un grupo por el que pasan muchos amigos, desde los tres citados hasta José María “el gato”, Enrique “Buchito”, Antonio “Mericana”, Isidoro Galocha, Javier Monroy, Rafa “Meri”, José Luis Ortega “Tena”, Manuel Solís, Toni Sutil, José Antonio “socio”, Jesús “de las vacas”, Javier Paradise, o José “Chirila” entre otros.
AÑOS DE TIPOS MUY CONOCIDOS Y GRANDES ANÉCDOTAS DETRÁS
Como recuerda Cubero, “no empezamos a tomarlo en serio de verdad hasta el año de egipcios, que vinieron unos de El Viso y nos mearon las cachas, eso nos dio tanto coraje que al año siguiente nos pusimos en serio de verdad”. Fue 1987, un año en el que recuerdan que se estrenaban en el Cine San Javier, “y cuando llegamos no estaba montado el escenario. El que tenía que montar el escenario resulta que se había ido de cacería y tuvimos que montarlo nosotros”. Aquello trajo otro episodio constante en los recordatorios de los amigos. En mitad de la actuación, recuerdan, “el Labra, que iba delante a la derecha y que no había dejado de avisar de que el escenario no estaba muy fiable, de repente se coló entre los tableros y se quedó enganchado hasta los sobacos”.
«No empezamos a tomarlo en serio de verdad hasta el año de los egipcios, que vinieron unos de El Viso y nos mearon las cachas”
Se abre entonces un periodo de tipos muy reconocidos por todos, como aquel de picaores o ese otro, “Cantando bajo la ducha”, que reconocen que les vino la inspiración, “viendo la película de Karate Kid, la escena del niño que va a la fiesta vestido de ducha, ahí se nos ocurrió”. O “Todos para una y una pa mí solo”, aquel tipo de mosqueteros, cuya presentación oficial, según recuerdan, “era en el Paradise. Cuando llegamos a probarnos el disfraz antes de empezar nos dimos cuenta de que llevábamos 12 botas, una para cada uno. Éramos 12 y sin darnos cuenta habíamos hecho nada más una bota por cabeza”. Así hasta aquel último año, en el 93, con “La década pro-viciosa”, “un popurrí de todas nuestras agrupaciones”, explican, a lo que añaden que “aquello fue ya un poco salir por salir, porque no queríamos perderlo”. Disolución que finalmente llega porque, “ya nos fuimos casando, el trabajo, las familias…, era muy difícil poder seguir”.
Siguen quedando para comer y verse cuando pueden y reconocen que “hubo algún intento de resucitar la chirigota”, aunque quedó en nada. También siguen la actualidad carnavalera de aquí y la matriz de Cádiz. Reconocen que el carnaval ahora es más serio, en cuanto a la preparación de los grupos, y sí ven que el humor se persigue por “los ofendidos”. Ellos mismos sufrieron en sus carnes los rigores de la censura en aquellos primeros años de democracia en España tras la dictadura. En concreto, tuvieron que cambiar una letra “sobre un antiguo jefe de Correos que nos amenazó seriamente con denunciarnos”. Pese a ello, en general se aceptaban las bromas sobre personajes maireneros, “que era nuestro fuerte en las letras”. A lo máximo que llegó la cosa, recuerdan, “fue a una vez que la Carmen Caco le echó una bulla al Toni y quizá lo zamarreara, por lo demás, la gente lo encajaba bien”.