Un niño de Alcalá de Guadaíra salva la vida gracias a un Guardia Civil mairenero
Salvar la vida a una persona que se ahoga por atragantamiento no es una proeza insólita, pero desde luego cada vez que se practica una, ésta no escapa a cierta connotación de heroismo. Algo que se debe no sólo a que a pesar de su sencillez (presionar en el alto abdomen por debajo de las costillas para liberar el objeto alojado en la garganta impulsándolo hacia arriba) ello entraña sus secretos así como ciertos riesgos aparejados, más aún cuando se trata de la fragilidad de un niño de menos de tres años como era el caso. Queda claro, pues, que no todo el mundo está capacitado para hacerla, con el agravante del ambiente de tensión que suele envolver tan dramática circunstancia. Y eso precisamente fue lo que hizo el agente de la Guardia Civil mairenero Fernando Rubiales Puerto, del puesto de Los Alcores, el pasado 14 de diciembre en Alcalá de Guadaíra donde reside, cuando estaba de descanso fuera de servicio en su hogar.
El niño, vecino de su bloque, se encontraba ya al borde del colapso total derivando a morado su color cuando el agente oyó los gritos de su madre, que hacia las 10 de la noche, y con él en brazos sin saber qué hacer se dirigía al exterior de su piso ante el asombro de los vecinos, asomados ya al rellano tras oír el alboroto.
Rápidamente, tras llegar Fernando también, y percatándose de inmediato de la gravedad de la situación, procedió sin pensárselo a practicar al chico la maniobra de desatasco traqueal consiguiendo el éxito inmediato, con la expulsión por parte del infante de la cáscara de almeja de gran tamaño que había ingerido.
Tras ser reanimado, Nacho fue conducido a un centro sanitario del distrito de Valme donde los profesionales sólo pudieron verificar el perfecto estado en que se hallaba, por lo que no necesitó ningún tipo de intervención adicional. De hecho, como única consecuencia del hecho sólo se le apreció un rasguño en la garganta, por lo que finalmente todo fueron parabienes y felicitaciones hacia Fernando por parte de la madre y familia del niño, quien no sólo se ha deshecho en agradecimentos hacia el guardia civil sino que ha solicitado reconocimiento expreso para él por su buena acción.
Se da la circunstancia de que Fernando Rubiales se hallaba en su domicilio de descanso, ya que se trata de uno de los miembros de la Benemérita desplazados a la isla de La Palma para reforzar las labores de auxilio por el volcán Cumbre Vieja, lugar al que retornará de nuevo en breve plazo de tiempo. Y es que ante una historia con final tan feliz en medio de tanta mala noticia, y como comentaba alguno de los vecinos que presenciaron la situación, cabe destacarse que “felizmente nuestros agentes policiales están para mucho más que poner multas”.