Juan Ramón Biedma publica su nueva novela, ‘Crisanta’
El autor, que se hizo muy popular en 2005 al incluir a Mairena del Alcor en un paraje inicial de su novela de debut ‘El manuscrito de Dios’, vuelve a la carga ahora con ‘Crisanta’, un thriller entre realidad y ficción ambientado en la Sevilla de la Guerra Civil
Andábamos por el año 2005 cuando el escritor sevillano Juan Ramón Biedma sorprendió a los lectores de Mairena del Alcor al aparecer el pueblo en uno de los parajes de su novela debut El Manuscrito de Dios. Aquello constituyó toda una atractiva noticia para los maireneros y maireneras, que alertados desde la biblioteca municipal José Manuel Lara se lanzaron en número importante a la lectura de la obra, ya que no es frecuente encontrar espacios del pueblo en la novela actual, por mucho que en el pasado el propio Miguel de Cervantes hiciera lo propio en su novela corta El Coloquio de los perros. Pero aquella publicación no ha resultado a la postre ser más que otra más en la larga y exitosa carrera de este gran contador de historias oscuras que es Juan Ramón Biedma. Como bien lo atestiguan los principales galardones de novela negra que adornan sus anaqueles. Entre ellos, particularmente emblemático fue hacerse como el XXI Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones con El sonido de tu cabello. Todo un sin parar de lanzamientos que ahora continúa con Crisanta (Alianza Lit), su última novela, que como no podía ser de otra manera, aborda en lenguaje y parafernalia de thriller impecable, al tiempo que nos narra un cuento de fantasmas durante la Guerra Civil, y que nace del encuentro entre las historias marginales del cine de los años treinta, el enigmático aire de las sociedades esotéricas británicas del XIX y la reconstrucción de la retaguardia sevillana.
SINOPSIS DE CRISANTA
Sevilla, octubre de 1936. Crisanta recibe un encargo peligroso. Ha desaparecido, en medio de los pillajes, un tríptico del siglo
XV de Jan Van Eyck. Si lo localiza y lo entrega, la ayudarán a salir del país. Sabe que no hay sitio para ella en la España sepultada por el oscurantismo, y acepta, a pesar de que sus instrumentos de adivinación le hayan desaconsejado participar en aquella empresa. Dicen que el tríptico atrajo el desastre sobre sus profanadores, pero ella no se deja amedrentar por las maldiciones.
JUAN RAMÓN BIEDMA HABLA DE SU NUEVA NOVELA
- Los que están a punto de abrir Crisanta, se van a encontrar con…
- Mi nueva novela es, una vez más, varias novelas. La historia de una contrabandista de arte durante la Guerra Civil, una trama de espionaje para liberar al exgobernador civil de una sentencia fatal, una casa encantada en el centro de la ciudad, el mayor malvado que haya aparecido en toda mi obra, una crónica del terror en la retaguardia sevillana y, desde luego, una emocionante historia de intriga de los años treinta, por encima de cualquier consideración genérica.
- Crisanta es una novela coral, muy rápida, muy ágil.
- Advertía Fiódor Dostoievski que «toda acumulación va en contra del autor», y, a pesar de que Dostoievski está en lo más alto de mi santoral, llevo toda mi carrera desoyendo su consejo. Mi propósito es escribir en diez líneas lo que otros desarrollan en diez páginas, y si lo puedo dejar en un par de renglones, mejor. Esa técnica me proporciona mucho espacio libre para introducir personajes, peripecias, subtramas, relatos casi independientes, visiones. Todo relleno es un insulto al lector.
- Una casa hechizada en la Sevilla de 1936.
- Una ciudad aparentemente normal pero en realidad tomada por las fuerzas de ocupación, sometida al miedo, a la represalia, a una salvaje depuración, al juicio sumarísimo y amañado o al paseo nocturno hacia el fusilamiento anónimo. Nada más lógico que
hablar de fantasmas en un lugar así. - Y sin embargo, dice usted que no es una novela sobre la Guerra Civil.
- Es una historia de historias: una contrabandista de arte, un cura en funciones de antihéroe, un monstruo enamorado, un investigador en busca del más allá… la intención no es elaborar un certificado sobre la Guerra Civil, pero cada uno de los elementos, todos, están firmemente entroncados y documentados en su circunstancia histórica.
- No será historiografía, pero el pasado está ahí.
- Está ahí hasta el punto de que algunos de los protagonistas son personajes reales, como son reales algunas de los sucesos de aquellos días. Y las calles, las tabernas, las tapias del cementerio o cualquiera de los escenarios que aparecen en la obra. Pero como en el resto de mis obras de época, la línea maestra es demostrar que el rigor histórico y la imaginación no sólo no están reñidos sino que se enriquecen mutuamente.
- ¿Se identificaría con alguno de los personajes?
- Son gente que vive en las últimas, algunos de ellos conscientemente enamorados de una idea irrealizable, otros movidos por el odio, o por la codicia, por la enfermedad, por el tedio, o por el miedo, o por la estupidez. Es difícil encontrar uno solo con el que no pueda identificarme.
- Es muy difícil distinguir en su historia a los héroes de los villanos
- Creo que ha entendido perfectamente el espíritu de mi novela, que es el que está detrás de toda mi obra; si hay por ahí personas buenas y personas malas, mi cámara es incapaz de detectar la diferencia. Lo cual no hay que confundir con indulgencia hacia la atrocidad. Por eso me dedico a borrar las distinciones idealizadas que ha establecido la narrativa superficial para tranquilizar a lectores y espectadores. Ni la novela policiaca —negra o no—, ni yo, deberíamos estar aquí para tranquilizar a nadie.