Comienzan las VIII Jornadas de Historia de Mairena del Alcor dedicadas a José Manuel Capuletti

Coincidiendo con el centenario del nacimiento del prestigioso pintor, que durante años estuvo vinculado al municipio y a Antonio Mairena y el flamenco, se prolongarán hasta pasado mañana miércoles

Este lunes han dado comienzo las VIII Jornadas de Historia de Mairena del Alcor, dedicada al artista José Manuel Capuletti, coincidiendo con el centenario de su nacimiento. El evento, organizado por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento, se desarrollará hasta el miércoles 29 de octubre con un variado programa de conferencias y actividades culturales.

La jornada inaugural ha contado con la presencia del Alcalde Juanma López, quien abrió la sesión poco antes de dar paso a las dos ponencias programadas. La primera, impartida por el doctor en Historia José Manuel Navarro y titulada » Capuletti. Una vida pintada»; y la segunda a cargo de estudiantes del IES Los Alcores, consistente en un análisis en torno a la obra de Capuletti. Tras las conferencias, ha quedado inaugurada la muestra dedicada al pintor vallisoletano afincado en Mairena del Alcor en la Sala de Exposiciones de la Villa del Conocimiento y las Artes (VICA).

En cuanto a la segunda jornada, la del martes 28, continuará el ciclo de conferencias con las tituladas “Imagen de Mairena del Alcor en la cámara de la familia Guillén”, a cargo de la propia familia Guillén, de gran tradición fotográfica en la localidad; y “La Mairena de Capuletti”, de nuevo ofreciada por el profesor José Manuel Navarro.

En cuanto al miércoles 29, último día de las jornadas, se cerrará el programa con la conferencia “La imagen de Mairena del Alcor en los pinceles de Antonio Gavira”, impartida por Constanza Gavira, licenciada en Bellas Artes. Y tras la conclusión de la misma, se presentarán las actas de las VII Jornadas de Historia, que fueron las del año 2024, que estuvieron dedicadas a los Patronos de la localidad.

Ese día el acto de clausura estará presidido por la Delegada de Cultura, Inmaculada Galocha, quien pondrá el broche final a las jornadas de historia dedicadas a José Manuel Capuletti.

Saber más de José Manuel Capuletti: ‘Capuletti en Mairena’, por José Manuel Navarro

José Manuel Capuletti Lillo del Pozo, nacido en Valladolid en 1925, es uno de los pintores más singulares de la pobre y poco conocida escena artística española del periodo franquista. Su extraordinario dominio del dibujo académico y la perspectiva, su gran intuición para explotar el inquietante valor evocador de las imágenes y su facilidad para redefinirse, le permitieron evolucionar navegado entre el surrealismo inicial y el hiperrealismo, construyendo un estilo propio, de fuerte personalidad, fácilmente reconocible.

Joven aficionado al dibujo, de excepcionales dotes artísticas y poca paciencia para atender a clases técnicas, desarrolló su espíritu de forma autónoma, inspirándose en los grandes maestros, adoptando elementos, mientras creaba su estilo propio, que se orientó en la línea del surrealismo siguiendo la estela daliniana. Comenzó a darse a conocer exponiendo en su ciudad natal y en Madrid, principalmente dibujos y acuarelas, pues tardó en decidirse por el óleo, la técnica más prestigiosa en el campo pictórico. Se abrió al ámbito profesional como diseñador de figurines y escenarios para compañías de ballet español, como las de Greco, Escudero, Antonio o Pilar López, con las que viajó por Europa, renovando la escenografía con diseños de gran intensidad emotiva. En las tablas conoció a la bailarina Pilar López Fernández, residente en París, con la que se casó en 1951.

La década de los años cincuenta marcó su asentamiento en el mundo artístico parisino. Tras su instalación junto a Pilar en la capital francesa, consiguió abrirse un hueco apoyado por su esposa, que ejerció como administradora y representante, y por el galerista André Weil, que promocionó su obra mediante exposiciones. Logró reunir una importante clientela que admiraba su técnica depurada, de dibujo exquisito y preciso, pincelada difuminada y perspectiva rotunda, y el aire surrealista de misterio y ensoñación que envolvía sus obras.

A fines de la década logró saltar al mundo americano, de la mano de la galería Hammer de Nueva York, que dio a conocer su obra al público norteamericano. Capuletti alternó amplias temporadas de intenso trabajo en su estudio parisino con prolongadas estancias en Nueva York para exponer y promocionar su obra. En la ciudad de los rascacielos entró en contacto con el mundo del hiperrealismo norteamericano, lo que aceleró su ya iniciada evolución hacia una pintura más realista, casi fotográfica, de pincelada fina, fundida, apenas perceptible, de colores nítidos ysombras contrastadas, sin abandonar el aire evocador o el toque erótico que caracteriza su producción.

Tras una docena de años de intensa y agotadora actividad creativa, que le granjeó fama en el mundo artístico y le proporcionó ingresos considerables, en 1967 decidió regresar a España, eligiendo para establecerse Mairena del Alcor. La villa conservaba el encanto y las esencias de la Andalucía rural, convertida en epicentro del mundo flamenco por el maestro Antonio Mairena y el festival de cante jondo. Capuletti y Pilar construyeron una casa de campo, que bautizaron con cierta sorna, ?La Modorra’, en la que el artista instaló su estudio, convertido por momentos en foco cultural, reuniendo a amigos y personalidades del flamenco, el arte o el toreo.

Su producción profundizó en la temática española, destacando la colección de retratos de artistas flamencos que expuso en diciembre de 1969 en el Ateneo de Sevilla; los carteles que pintó para el festival de cante jondo de la villa; la portada de un disco de Antonio Mairena; la inacabada Cena flamenca, que reúne a los principales artistas del arte en torno al Maestro; la serie de grabados al aguatinta sobre el toreo a caballo, para el libro Caballo torero, realizado en colaboración con rejoneador Ángel Peralta; varios cuadros que reproducen vistas de Mairena, como tema o fondo de retratos, y numerosos grabados, dibujos y bocetos, muchos de los cuales se conservan en la villa.

A principios de la década de los setenta, mientras atravesaba un proceso de tensión en su relación familiar, conoció a una joven alemana, Irish Henrich, con la que decidió emprender una nueva vida y en 1973 abandonó su casa de Mairena. La pareja fijó su residencia en Madrid, donde nació su única hija, Irish Desirée. Madre e hija protagonizan la mayor parte de sus cuadros en esta etapa final de su carrera artística, que fue interrumpida trágicamente en 1978 debido a una disnea, sufrida durante un viaje a Alemania, descansando sus restos en el cementerio de Walluf.

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