¡Cae una gran nevada en Mairena!
Este debió ser el titular de aquella noche del 2 al 3 de febrero de 1954, «Cae una gran nevada en Mairena del Alcor». Este titular se ha mantenido en el tiempo, pues aunque hablan de otra gran nevada en los años 20 del siglo pasado, es lo cierto que no hubo durante todo el siglo y lo que llevamos de XXI una nevada como ésa. Para muestra este botón.
Mairena se levantó fría y distinta, muchos recuerdan cómo las puertas de las casas no podían abrirse debido al más de medio metro de nieve tras las mismas. La nieve paralizó al pueblo, que entró en vacaciones sobrevenidas y que de la sorpresa pasó a admiración por aquel acontecimiento tan extraño. Muchos de sus paisanos veían la nieve por primera vez, los chiquillos estaban exultantes y no había otro tema de conversación. Se la recordaría siempre.
La foto nos llena de curiosidad. Vamos a describirla de izquierda a derecha.
En el lado izquierdo aparece un inmenso vallado de chumberas, justo donde hoy se encuentra el llamado Taller de Paulino, en la misma entrada a la carretera de Brenes. La foto se tira desde la carretera mirando hacia El Viso. La casa del fondo es donde hoy se encuentra la empresa de venta de coches Seat de Diego Prieto. Detrás un eucaliptal ya desaparecido.
¿Quiénes son los que posan para la foto inmortalizando el día?
De izquierda a derecha tenemos a Agapito Jiménez, hombre muy conocido, regentó una panadería. Le sigue Pepe Bustos Lozano, importante constructor de Mairena, gran amante de la caza. A continuación Marcelino Pérez Calvo, alcalde de Mairena desde 1944 hasta 1950. El siguiente es Ortiz, persona también muy conocida que construyó la hermosa vivienda donde hoy sus familiares poseen la Joyería Ortiz (c/ Daoiz), para finalizar Francisco Bautista León con su porte inconfundible.
Los niños son también inconfundibles. De izquierda a derecha: Carlos Montero y Antonio Rodríguez (Teodomiro).
Pese a los pantalones cortos de los niños, todos parecen estar bien abrigados, no era para menos. Pese a esto, el día parece estar despejado a juzgar por la luminosidad. Obsérvese un perrito igualmente detrás de Antonio Rodríguez. Curiosa foto.