Una tarde entre Sonrisas
Se acercan las 6 de una calurosa tarde de miércoles. Es el primer día de Sonrisas y los ochos monitores que participan en el proyecto se afanan en tenerlo todo controlado: juegos y material en su sitio, víveres de la merienda en óptimas condiciones, repaso a las fichas, etc. Es momento de dar la bienvenida a la razón de ser del proyecto: los niños. Los primeros juegos de presentación se desarrollan entre un silencio tímido que no tardará en dejar paso al infantil tumulto.
Son más de veinte niños de 4 a 14 años los que han pasado el primer día por el centro, edificio parroquial junto a la capilla del Cristo de la Cárcel. En las dos horas que dura esta nueva actividad de los miércoles, recibirán apoyo escolar, jugarán y realizarán actividades extraordinarias como visita a la biblioteca, parque, etc. También se les tratará de transmitir valores éticos universales, teniendo siempre presente la heterogeneidad religiosa y cultural que puede darse entre los alumnos.
Sus monitores, voluntarios todos, componen un grupo joven y, en varios casos, con experiencia en trabajar con niños. Todos ellos, de un modo u otro, son activos participantes de la vida parroquial.
Un ansiado proyecto
Antonio Rodríguez, párroco de Mairena, se siente muy satisfecho viendo el nacimiento del proyecto. Él es uno de sus monitores, y ya tuvo ocasión de ser voluntario en La Rayuela, una actividad similar que desde hace en torno a diez años lleva a cabo Cáritas Parroquial de Coria del Río. Allí funciona bien, y hace tiempo que se quería traer aquí.
En Cáritas de Mairena, donde se enmarca este proyecto, conocen la situación de las familias a las que ayudan y saben que los niños son obligados partícipes de una situación muy difícil. Que durante esas dos horas sus únicos «problemas» sean los deberes o resolver los juegos que se les proponga es el objetivo principal de Sonrisas, dice su promotor.
A. Rodríguez se muestra también complacido de ver cuan solidaria Mairena es. Colectas, aportaciones anónimas y, como este caso, algo que va más allá del simple dar, el adquirir un compromiso con la comunidad, como explica.
Sonrisas es además posible gracias a la colaboración de la hermandad de La Borriquita, la de los niños, que financia la compra de material escolar y juegos. Toda ayuda siempre es bienvenida.
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