Nuestros espacios y personajes históricos, de nuevo a escena con Cerrado por Obra
«Nadie que no sea poeta lo deja todo por una quimera infantil». Jorge Bonsor fue un soñador incluso antes que arqueólogo, tal y como la obra de teatro escrita por Carmen Troncoso lo retrata. Su figura y aportación es puesta en valor en este nuevo trabajo de Cerrado por Obra dirigido por David Fernández Troncoso, en la que se mezclan hábilmente recursos en el mejor escenario posible: el Castillo de Mairena, la ilustre materialización del sueño de Bonsor.
Los actores aprovechan los espacios del castillo, desde sus torres a su jardín. Los personajes que van apareciendo se mimetizan con el lugar a la que vez que cuentan su historia y sus misterios, que son también los del pueblo de Mairena. Todo contribuye a crear la envolvente atmósfera en la que se inserta al espectador: luces ahora tenues, ahora apagadas; música ajustada al momento, bien esotérico y tribal, bien emotivo; y diferentes posiciones de los espectadores por el jardín, dirigidos por el guía.
Cuantos personajes confluyen en la historia del Castillo son bien traídos a la escena en cada momento: vecinos de Mairena, Dolores Simó o el mismo Jorge Bonsor, de niño, adulto o anciano, y siempre tomado por lunático. También, como no, los duendes y espíritus que deambulan y se desdoblan en los personajes, que hablan de un hogar que, como todos, nunca se queda vacío. Todos ellos, unidos al propio espacio en el que actúan, dan sentido más allá de lo real al trabajo de Bonsor, con diálogos que van desde datos contrastados a otros que la autora del texto se toma la licencia de traer: el amor de Bonsor por Dolores Simó, la mención al papel destacado de sobrinos que no se sabe si llegó a conocer, el retratar al niño Bonsor como eminente arqueólogo (aunque se dice que por entonces quería ser pintor), etc.
Sea como sea, ha servido a Carmen Troncoso para plasmar su pretensión de evocar a Bonsor como un romántico, un soñador. Así es el teatro. La historia y las voces expertas ya lo han puesto en su lugar como arqueólogo, pero ella invita al espectador que acuda a ver la obra a soñar, no a retener datos históricos. La autora además hace continuos guiños a Mairena, a través del retrato de su idiosincracia o alusiones a figuras como Antonio Mairena. Incluso consigue textos muy actuales que apelan a la implicación de los jóvenes.
Con este nuevo trabajo, Cerrado por Obra vuelve a poner de manifiesto en el escenario su identidad mairenera, contribuyendo a proyectar aún más figuras importantes en Mairena, como ya hicieran en Aquel que se va. La iniciativa surge del propio grupo de actores, que sentían el deseo de otorgar la máxima importancia a un espacio como el Castillo.
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