Antonio Rodríguez: “Ojalá 2014 nos trajera trabajo y conciencia de nuestra responsabilidad”
Oficiar misas, participar en las procesiones, llamar puerta a puerta para pedir alimentos, saludar y hablar con quien encuentre a su paso. Escaso sosiego deja la vida de párroco, se podría pensar, aunque lo cierto es que tal trajín tiene mucho que ver con su implicación personal. Antonio Rodríguez Babío (Sevilla, 1973), conocedor de la realidad social de la localidad, nos ayuda a repasar el 2013, año malo en general, pero también con conclusiones positivas.
2013 ha sido un año de mucha necesidad, pero también de respuesta solidaria. ¿Cree que ha ido en aumento?
Sí. Prácticamente todas las familias tienen a algún familiar, a algún conocido, a alguien que está en paro, que está afectado por la crisis. De la misma manera que eso va aumentando, ha ido aumentando también la solidaridad. Yo creo que la gente está más sensibilizada con el problema, tal vez por esa cercanía que todo el mundo tiene a él. La recogida de alimentos todos los años va en aumento. Y no se trata solo de personas que lo necesitan y otras que no lo necesitan. Quienes están con problemas son las que responden después mejor.
Como presidente de Cáritas, conoce de cerca situaciones extremas de nuestro pueblo en torno a las que, además de la solidaridad ciudadana, deben trabajar las instituciones públicas. ¿Están a la altura?
Cáritas tiene también la misión de denunciar las situaciones de injusticia que pueda encontrar en su entorno. Y es verdad que, ahora mismo, las instituciones deben dar respuesta a esta problemática. La experiencia que tenemos desde Cáritas con Servicios Sociales del Ayuntamiento es bastante buena porque hay un trabajo de cooperación, que viene desde hace muchos años y que facilita mucho la labor de ambas partes, sobre todo, la asistencia a la persona, que es el objetivo común. Es verdad que siempre hay que pedir que las administraciones se impliquen más y no miren el problema como algo económico sino como de personas, que tienen nombres, apellidos, problemáticas y situaciones, que es lo que a veces se queda un poco desdibujado. Cuando hay una crisis se arrastra a las personas más vulnerables.
Ha mencionado la institución más cercana, el Ayuntamiento. No sé si también tiene opinión de otras administraciones a mayor nivel…
Menciono el Ayuntamiento porque es con lo que estamos trabajando día a día. Sabemos que el problema de la crisis es económico, por supuesto, pero también es de valores, de haber perdido un poco el norte y una manera de vivir más sencilla, que es lo que se reclama también desde Cáritas. Un modo de vida más sencillo y más solidario, en el sentido de tener en cuenta a todas las personas que están a nuestro alrededor.
¿Puede ser esa una de las claves, vivir una vida más sencilla para no tener tantas necesidades?
Eso es. Además que las necesidades son muchas veces creadas por el sistema, la publicidad… Entramos en esa dinámica donde se crean necesidades que no son tales. Lo positivo que pueda tener la crisis es hacer una criba de lo que es una necesidad y lo que es superfluo.
Ha mencionado antes que la iglesia también denuncia. ¿Cree que se insiste en ese ámbito o se podría trabajar más?
Siempre se tiene que trabajar más en todos los ámbitos, nunca podemos decir que estamos satisfechos con nuestro trabajo. Nosotros siempre tenemos que trabajar más y más. Es verdad que se podría hacer más hincapié en ese tema porque es la raíz de todo. Puedes ayudar a una persona, pero si denuncias una situación de injusticia, que es el que está creando su problema, está claro que vamos a solucionar de raíz.
¿Cómo se compatibiliza la recaudación para combatir esa necesidad social y la construcción del nuevo templo, así como la reforma del Sagrario?
Todos son necesidades pastorales. La construcción del nuevo templo responde a una necesidad que ahora mismo tiene la parroquia. Por ejemplo, no nos caben los niños en la iglesia. Tenemos tres misas de niños los fines de semana, se está usando un centro cívico, la capilla de La Barriada se ha quedado totalmente desbordada en todas las misas, pero especialmente en la de niños. Mairena ha crecido mucho y tiene la mayoría de sus templos concentrados, como pasa en otros pueblos, en el casco antiguo. Hay muchos barrios a los que, verdaderamente, les cogen lejos los centros de culto. No podemos quedarnos aquí a esperar a que vengan las personas, sino que la iglesia y la comunidad parroquial tiene que acercarse.
¿En qué punto, por cierto, se encuentra su construcción?
En la fase burocrática, que quizás sea la peor, pero ya se están dando los pasos a nivel de Vicaría General, del Arzobispado, para ver cómo podemos darle un empujón a esto. Ahí bastantes iniciativas, como el concierto de Navidad, ahora el teatro de L’Atajea… Queremos empezar en un medio plazo, cuando ya tengamos todos los permisos y no demorar esto demasiado. Además, será una cosa sencilla porque es lo que los tiempos piden.
Este 2013 también fue Año de la Fe. Le pregunto, ¿tiene fe Mairena?
Pues sí. Mairena es un pueblo que siempre responde muy bien a todo lo que se organiza desde la Parroquia. Mairena tiene fe y, aunque no es algo contabilizable como tal, sí que se traduce en muchas iniciativas y en las actitudes personales de mucha gente. Esto nos indican que Mairena es un pueblo que ha sido trabajado muy bien por los sacerdotes anteriores y ahora se están recogiendo muchos frutos de ese trabajo pastoral que ha habido aquí tan importante. Me remonto a más, pero Don Enrique, Don Luis… todos los que han pasado por aquí. Eso se nota también en los jóvenes, en los niños o en la estructura misma que tiene la comunidad parroquial. Mairena tiene su fe y sabe vivirla y celebrarla.
Siempre he tenido la curiosidad de si va a misa mucha gente…
Sí que va mucha gente. Comparando Mairena con otras poblaciones, hay muchas misas y todas llenas. A veces se dice, por ejemplo en verano, vamos a quitar alguna y ¿cuál quitas? Hay muchas y todas están llenas. De todas formas, no podemos caer en la tentación de ver esto como un tema cuantitativo, sino de corazón más que de número.
¿Cómo es el trabajo iglesia-hermandades? En esta año crucial, ¿cómo valora su trabajo?
Hablando en general, muy bien. Las hermandades de Mairena suelen saber qué son y la relación con la Parroquia suele ser buena. En los temas que tocan más a la propia Parroquia, como la caridad, formación… bastante bien. Las hermandades no deben perder el norte de lo que son, lo primero, hermandades. La palabra «hermandad» viene de hermanos, que parece una obviedad. Tenemos que comportarnos como tales, y, muchas veces no somos así. Pero en Mairena saben lo que son, dónde están y cuál es su papel en la sociedad, y éste es importante porque se trata de sacar la fe del ámbito privado al que algunos quieren recluirla. No es solo cuando salen las procesiones, están muy presentes en la vida del pueblo y eso hace que se viva con mucha naturalidad la relación de las personas con el hecho religioso.
Hermandades como unión de hermanos… A veces se olvida…
Pues sí. También muchas veces lo olvidamos en la comunidad parroquial y no nos tratamos como tal. Está claro que esa unión que deberíamos de tener todos, tanto en las hermandades como los grupos de la comunidad parroquial, muchas veces impera nuestro propio egoísmo o nuestros intereses antes que el interés de la hermandad o el de la comunidad, y ahí es cuando vienen los problemas, cuando no se vive como una familia.
2013 también nos trajo un nuevo Papa, cuyas primeras medidas ya causaron impacto. ¿Cómo valora su trabajo a día de hoy?
El Papa es un regalo que hace a la Iglesia el Espíritu Santo. Los cristianos creemos que es el Papa que Dios quiere que esté al frente de Iglesia en estos momentos. Los gestos y los mensajes que, desde el principio, está dirigiéndonos el Papa son muy necesarios en el mundo de hoy de crisis económica, de valores, de fe. Era necesario un Papa que habla muy claramente, que hace gestos que gente, incluso alejada de la Iglesia, son capaces de ver y de valorar. Está acercando mucho a gente, sobre todo, que no tiene relación con la Iglesia. Es verdad que todo lo que ha dicho hasta ahora también lo han dicho otros Papas. Cuando ha hablado de temas candentes, como los homosexuales, no ha dicho más que lo que ha dicho la Iglesia antes. Es verdad que es importante la manera de decir las cosas, el estilo… Pero cada Papa ha intentado dar una respuesta a la problemática del momento con su vida.
El estilo o los gestos marcan la diferencia, entonces.
Él viene de la Iglesia latinoamericana que es muy diferente a otras, como la alemana. Se nota que ha sido párroco de pueblo. Ha estado muy en contacto con la gente a pie de calle y ahora lo sigue estando. Por eso conoce muy bien la problemática de la gente, lo que necesita, lo que necesita escuchar, lo que reclama a la Iglesia. No es que sea una persona que haya estado mucho en los despachos.
Se identifica entonces con él.
Claro, porque yo creo que lo que la gente necesita es eso, dar una imagen de sencillez y cercanía con los problemas de la gente y sus necesidades.
¿Cómo cree que ha sido su gestión en los asuntos más escabrosos de la Iglesia?
Bien. Ya con Benedicto XVI habían comenzado el tema de la pederastia, ahora también va a meterse con la reforma de la Curia, que ya ha comenzado, la reforma de la Banca Vaticana… Tiene tarea.
¿Ve que es lo que se tiene que hacer?
Sí. Por ejemplo, en el tema de la Banca Vaticana, ya este año han sido publicadas las cuentas, con una transparencia total que todo el mundo ha visto. Eso no es que antes no se viera bien y por eso se ocultara, sino que no se veía la necesidad de hacerlo y ahora sí. O el tema de la reforma de la Curia, siempre es para simplificar y para acercar. La misión final de la Iglesia siempre es la de llevar el Evangelio a todas las personas y para eso, a lo mejor, también hay que hacer desmontaje…
Al margen del Papa, ¿ve realmente cerca de la gente a los grandes jerarcas de la Iglesia?
Se da otra imagen (de la que también tendrá parte de culpa la propia Iglesia), pero creo que siempre han estado cercanos. Al final, por ejemplo, en la crisis, ¿quién está sacando muchas castañas del fuego? No es algo con lo que enaltecernos, es una realidad.
Y en cuanto a los discursos, ¿cree que hay algo que debería cambiar? ¿modernizarse?
La Iglesia puede modernizar la manera, la forma, pero no el fondo, que es lo que nosotros tenemos que transmitir: el Evangelio de Jesucristo, la buena noticia que Cristo ha venido a traernos del amor de Dios Padre. Cuando nos convertimos nosotros en protagonistas, en vez de dejar el protagonismo al Señor, que es quien está en el centro, es cuando no estamos haciendo las cosas bien.
2013 también finalizaba con la aprobación en Consejo de Ministros de la reforma del aborto. ¿Qué opinión le merece la nueva ley?
Es un paso hacia adelante en la erradicación del asesinato que es el aborto, pero todavía se abre la puerta a supuestos, es decir, no es la ley que nos gustaría, pero la verdad es que sí supone un avance ante la barra libre que teníamos con la última ley.
También se lo pregunté a Manuel Fernández (ProVida). Según la ley, habría que seguir adelante incluso si el feto presenta malformaciones, ¿se puede tener un hijo en cualquier circunstancia, dado el contexto actual de recortes, por ejemplo, en dependencia?
La solución sería que no hubiera recortes, no que matemos al niño. Aquí hay un problema y se está tomando la solución equivocada. Tendremos que favorecer que esas personas puedan tener una calidad de vida mejor, las familias puedan estar atendidas… La solución nunca será matar a la persona.
Cambiando de asunto, ¿qué te han parecido las iniciativas populares de reconocimiento a Don Luis?
Es expresión del cariño que hay aquí en el pueblo hacia una persona que ha dado su vida por esta comunidad parroquial. Fueron muchos años de entrega y dedicación, y es normal que la gente responda con la necesidad de materializar ese cariño.
También ha sido el 2013 el año de la entrada de la iglesia evangélica a través de la asociación Camino de Esperanza. ¿Ha habido algún contacto?
A Cáritas se han acercado y, cuando comenzó, invitaron a una presentación en la Casa de la Cultura, a la que no pude ir. Tengo pendiente acercarme y ver cómo trabajan.
¿Con qué se queda de 2013 y qué espera de 2014?
Me quedo con la respuesta de la gente hacia los problemas que hay. En este ambiente negativo y pesimistas de la crisis, creo que desde la comunidad parroquial se ha intentado cambiar eso. Cada uno aporta su esfuerzo para cambiar la situación y ver las cosas con optimismo e ilusión, porque depende también de aportar nuestro granito de arena. Por otro lado, el problema que tienen la mayoría de la gente que viene a Cáritas es que no tiene trabajo, ojalá 2014 nos trajera trabajo y la conciencia de nuestra responsabilidad para intentar cambiar esta situación. De nosotros depende que el mundo sea mejor, empezaremos por nuestro entorno y podremos conseguirlo.