Patricia Marín, muchas gracias
Patricia Marín está ahora fuera de la «política». Un resumen de su tiempo «en la casa de todos los maireneros» podría ser: cuatro años trabajando en el Ayuntamiento de Mairena del Alcor con mucho corazón, voluntad generosa, visión solidaria e inteligencia política puesta al servicio de los asuntos más sociales de Mairena, los que afectan a las personas de manera directa, a sus necesidades más importantes: alimento, hogar, igualdad, dignidad…
Patricia Marín no está ahora en el gobierno de Mairena, pero sus cuatro años serán recordados por quienes vieron una mujer de tesón y mano tendida, esa mujer de diálogo fácil, desde la convicción de sus propias ideas, para quien no hubo tiempo para el descanso, ni espacio que no fuera dedicado a los demás en sus necesidades.
La Patricia Marín que hemos conocido frente a los Servicios Sociales del Ayuntamiento, ¿era una política profesional o una mujer al servicio del bien común, de los intereses de todos? Lo que hemos visto ha dejado claro la estampa más nítida del político sin apellidos, de la persona volcada con todos, en un gobierno tricolor que cuando trabajaba por el pueblo «difuminaba» sus colores enviando un mensaje a quienes entendían que lo importante era el partido; así fue como dejaron claro, una y otra vez, que lo importante era Mairena y sus gentes.
Por eso, querida Patricia, permíteme estas palabras como sencillo homenaje, y que todos puedan leerlas.
En el Ayuntamiento de Mairena has puesto mucho corazón, ¿quién te iba a decir que este espacio político te fuera a permitir desplegar este gran impulso de tu ser más profundo?
En Asuntos Sociales has tenido la oportunidad de dirigir tan importantes cuestiones para el ciudadano con voluntad generosa, esa política de visión solidaria que en tu hoja de servicios figurará para siempre, con el legado de lo cotidiano y simple al servicio de las personas.
Siendo así, y a pesar de todo, es imposible querida Patricia que estés fuera de la política a tiempo completo. Todos deberíamos tener esa vocación de servicio público, que tú convertiste en categoría de virtud, al menos una vez en la vida, para comprender el sentido profundo de la acción humana. Para ti la experiencia primera fue el tú, los demás, cosa que transformaste en el valor original y más importante.