Historia del Festival de Cante Jondo Antonio Mairena
En sus orígenes, el festival surge como un acto benéfico encuadrado en el conjunto de las fiestas patronales de San Bartolomé.
Es el difunto párroco del municipio, Enrique López, el que propone a Antonio Mairena la organización de un espectáculo de este tipo.
Antonio Mairena lo contempla viendo la posibilidad de poner en marcha un proyecto que ya tenía en mente desde tiempo atrás: un certamen en la línea del Festival Internacional de Flamenco de Sevilla, celebrado en 1955.
Su primera edición se celebró el 25 de agosto de 1962 como el Festival de Canciones y Cante Flamenco. Se trataba en realidad de un concurso de aficionados al flamenco, con tres grupos clasificatorios: uno para seguiriyas y soleares, otro para malagueñas y serranas, y el restante para los demás palos del flamenco.
Tras el éxito de la primera edición y la motivación subsiguiente, Antonio Mairena se planteó hacer un proyecto más ambicioso mediante el que atraer al mayor número posible de artistas consagrados. Fue entonces cuando en 1964 el Ayuntamiento de Mairena del Alcor se hace cargo de la organización del festival, otorgándole el nombre de su hijo más universal, y que conservará a lo largo de decenios hasta la actualidad. Conservando para la promoción de nuevos valores el carácter de concurso, que ganaría Juan Peña El Lebrijano. Fue así hasta que en 1965 se desdobla en dos jornadas, una para Concurso y otra para Festival.
En los años 70, por su parte, el festival va adquiriendo otro tono. Se incorpora al ciclo de festivales de España y comienzan a llegar aficionados de todas partes del país, e incluso de allende las fronteras nacionales. Tanta expectación y relevancia propicia el que a Mairena se la llega a conocer por la prensa especializada como la ‘capital del flamenco’. Son los años en que el festival se engrandece al albur de la talla de los grandes nombres del momento, como Calixto Sánchez, Camarón de la Isla, Chiquetete, El Lebrijano o José de la Tomasa, además de la inclusión en el mismo de los hermanos Manuel y Antonio Mairena.
Debido a los problemas económicos que surgen en la Casa del Arte Flamenco durante la Transición, la peña, fundada en 1971, pacta con el Ayuntamiento su retirada total del festival de los profesionales (con el que había seguido colaborando), aunque nunca abandona la organización del concurso, que prosigue bajo su titularidad. A todo ello se añade otro determinante cambio a finales de los 70, el de la ubicación de la celebración del festival, que se muda desde la Glorieta Jiménez Sutil (en el recinto ferial de aquellos tiempos) al espacio cerrado del Patio de la Academia.
Nada hacía presagiar que la edición de 1982 sería la última para el maestro Mairena, ya que en 1983 Antonio Mairena se disculpó por no poder asistir al Festival por un problema de salud, que tres días más tarde le causaría la muerte.
Con la ausencia del maestro, el certamen comenzará un declive que se intenta virar en los años 80 con un giro artístico e impulso a todos los niveles, pero los problemas económicos hacen imposible la consecución total del objetivo. Algunos entendidos hablan con mal augurio de la muerte del flamenco por la llegada de nuevos estilos musicales más atractivos para los jóvenes.
No obstante, Mairena y el mairenismo siguen fieles al estilo flamenco de Antonio Mairena, y no sin esfuerzo y dificultades, cada años se organiza el festival para los amantes del arte que quieren seguir disfrutando del duende cada final de verano, pues el mairenero cierra el circuito de festivales de Andalucía.
El reto de los años 90 se centra en conseguir un cartel con nombres estables. Lo que para algunos representa monotonía, es para otros conservadurismo. La concesión de tributos y homenajes durante su desarrollo, iniciada en 1980, se refuerza como fórmula de gratitud a personalidad e instituciones destacadas en su fomento del flamenco. Se rinden tributos sucesivamente a la Niña de los Peines (1990), Juan Talega (1991), Matilde Coral y Rafael El Negro (1992), al empresario Pulpón (1994), Manolito Orea (1995), a las peñas flamencas (1996), a Federico García Lorca (1998), o a Canal Sur (1999).
El segundo cambio de emplazamiento del festival llegará en 1998, con su traslado al histórico y señorial enclave de la Casa Palacio de los Duques de Arcos, donde continúa su celebración en la actualidad. Una edificación de origen mudéjar del siglo XV, que perteneció a los antiguos señores de Mairena (los Ponce de León) hasta el XIX. Ese mismo año se rindió homenaje a Federico García Lorca, y los versos de su Romancero Gitano se escucharon en las voces de los locutores de Radio Mairena. El festival, poco a poco, vuelve a recuperar espacio como referencia del arte flamenco. Huye del flamenco comercial y continúa apostando por un estilo más clásico.
La edición de 2003 se configura como una de las más especiales por ser el XX aniversario de la muerte de Antonio Mairena. Coincidió con la celebración en Mairena del Congreso Internacional del Flamenco, con actuaciones especiales del 1 al 11 de septiembre.
En la actualidad, el Festival de Cante Jondo Antonio Mairena, sin renunciar a sus esencias y consciente de que el flamenco es un arte en evolución y movimiento, pero que aun así nunca desaparecerá, está más abierto a las nuevas tendencias, habiendo conseguido de ese modo atraer a una amalgama de público más amplia, a la par que nuevos bríos en su proyección. Siempre en nombre y recuerdo del artista universal e Hijo Predilectoo del pueblo, Antonio Mairena.