Los expertos predicen que la segunda ola podría adelantarse

Con más de la mitad de la población española en fase 3, la última contemplada en el decreto de estado de alarma para alcanzar la ansiada “nueva normalidad”, parece evidente que nuestro país ha superado la parte más difícil de esta pandemia, declarada ahora hace tres meses por la Organización Mundial de la Salud.

Desde la llegada del virus a nuestro país, y según las cambiantes cifras oficiales, más de 242.000 personas han sufrido contagio por Covid-19, de las que al menos 30.000 han perdido la vida. De las tasas iniciales de contagio durante las primeras semanas de la pandemia, en las que llegamos a sumar varios cientos de nuevos casos diarios, hemos pasado a cifras que marcaban un control total del brote en esta actual desescalada, y sin embargo estamos ante el momento de mayor peligro.

Las cifras son claras. Pasada la primera mitad de junio y con las progresivas medidas de desconfinamiento, se puede afirmar con datos en la mano que las cifras de contagios han aumentado drásticamente. Bilbao ha sido el caso más reciente de nuevo brote en nuestro país, que ya había conocido pequeños repuntes, con el foco de Basurto, que ha dejado varios fallecidos y medio centenar de nuevos contagios.

¿Vuelta a empezar?
China vuelve a estar bajo el foco mediático (si alguna vez ha dejado de estarlo). El país donde comenzó todo ha vuelto al nerviosismo tras anunciar un centenar de nuevos contagios en una semana, esta vez en Pekín, la capital del gigante comunista. La ciudad ya ha sido parcialmente cerrada, con restricciones en transportes y la paralización de importaciones de carácter alimenticio. Mientras asistimos al debate sobre la procedencia de estos nuevos contagios, los científicos se mantienen porfiando también sobre si se trata de una nueva cepa y estamos perdiendo de vista uno de los pocos hechos contrastados que nos ha dejado la pandemia: China no es fiable en la información que comparte.

De ahí que sea extraordinariamente importante extremar las medidas llegados a este punto. Si esa segunda ola se adelanta al otoño en el continente europeo, con las fronteras abiertas, las consecuencias podrían ser calamitosas. Según un estudio publicado por la cabecera científica British Medical Journal, Europa no ha conseguido hacerse de una inmunidad colectiva y, teniendo en cuenta las reaperturas, hay posibilidades de que llegue una segunda oleada del coronavirus.

Los expertos coinciden en que las medidas de confinamiento han salvado en torno a tres millones de vidas humanas en el espacio comunitario europeo, casi medio millón de ellas en nuestro país. Pese a ello, la ansiada inmunidad de rebaño queda lejos de las estimaciones más optimistas. Se cree que en torno al 4% de la población habría sufrido contagio por este patógeno, con países como Alemania o Austria con porcentajes en torno al 1%.

Los desastres de un rebrote
Todos los expertos coinciden: si algo hemos aprendido es que el SARS-CoV-2 es un virus que se puede transmitir sin que el sistema sanitario se percate, sobre todo debido a su propagación en ausencia de síntomas. Esto hace necesario disponer de una importante capacidad de realizar pruebas a nivel masivo y herramientas reales de investigación y control de nuevos casos. ¿Están las comunidades autónomas realmente preparadas para este nuevo escenario?

Por todos son conocidas esas terroríficas imágenes que vemos a diario: terrazas llenas de personas, locales y reuniones donde se incumplen las medidas de seguridad, y un largo y lamentable etcétera. China nos ha vuelto a mostrar el camino, hay mucha probabilidad de que pueda haber nuevos brotes y transmisión silenciosa no detectada por el sistema sanitario. Para el caso de España en concreto hay que tener muy presente que el 95% de la población es susceptible de pasar la enfermedad.

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