UN PATO FELIZ COMO UNA PERDIZ

Poco o nada puede aportarse a estas alturas más sobre los beneficios de la generosa lluvia. Y menos aún tras las estrecheces vividas ya casi al extremo de escasez como con la situación vivida ante la reciente sequía todavía sin superar por completo. Pero el agua llegó, y con ella el milagro de una naturaleza capaz de recuperar su ciclo natural de vida y riqueza. Unos vivificadores efectos no sólo visibles en el reverdecer de nuestros campos o en las crecidas de nuestro arroyo Saladillo. Aún más allá, aunque menos llamativa, se nos presenta la proliferación de charcas. Algunas de ubicación fija cuando el líquido elemento cae en abundancia. Es lo que ha ocurrido con esta de la foto, formada en el camino de la antigua vía del tren de Los Alcores, cuyo lecho se extiende a un lado y otro de la valla del campo militar de Gandul. En ella, este pato real ha establecido su reino feliz, donde desde hace días puede vérsele disfrutar de las delicias de sus dominios de limpias aguas. Alli, solo, ya a este lado o ya al otro del lindero metálico gracias a la rotura del vallado que le sirve de portezuela, al solitario pato se le puede ver en su hábitat, a veces nadando como otras en quietud. Nadie sabe de dónde vino, como tampoco adónde irá cuando su reino se seque de nuevo. Vive y disfruta en su ‘carpe diem’ de agua, y a veces de agua y sol. Es la fuerza de la naturaleza y la vida, que en el caso de este simpático palmípedo quizás requiera para su éxtasis completo de la presencia de compañía para componer la pareja real perfecta. Ojalá le llegue para completar el circulo del orden natural. Pero le llegue o le deje de llegar, deseamosle larga vida y mucha felicidad a este simpático pato de la charca militar.

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