El Carnaval de Venecia, adiós mascarillas, vivan las máscaras, y a disfrutar de su rica tradición
Todo el encanto de la Serenísima brilla unido a esta celebración que está en desarrollo hasta el día 21, y cuya historia, parafernalia y encanto merecen la pena ser conocidos para su mejor comprensión
A modo general dentro de la cultura occidental, Febrero y Carnaval son dos términos casi sinonímicos, muy a pesar de no ser ésta la única celebración que caracteriza al invernal mes. Y dentro de estas fiestas precuaresmales, existe una diversidad tipológica que viene a conferir personalidad propia a estas alegres fiestas, dependiendo del lugar que las acoge. Así, no es lo mismo el Carnaval de Cádiz o el de Las Palmas; los de la provincia de Huelva o los de la sevillana. Una variedad asimismo visible al contraste de las fiestas de Don Carnal en el extranjero, donde tampoco son iguales los de Brasil o los de Venecia. Siendo en estos últimos precisamente donde El Periódico de Mairena va a colocar hoy su foco para conocerlos un poco más a fondo, en su bella y misteriosa estética y parafernalia.
De inspiración romántica, cambiante, seductora, intrigante… Así es el Carnaval de la famosa ciudad italiana de los canales, que cuando dichos ingredientes se mezclan, producen en sus participantes o espectadores una mezcla explosiva. Pues como decimos, carnavales hay muchos, y muy divertidos, pero ninguno posee la exclusividad, originalidad y encanto del Carnevale veneciano. Lo que en otros lugares es charanga, bullicio y estruendo, en Venecia se convierte, como la propia ciudad, en serenidad, elegancia, armonía. Configurando en la ciudad de las góndolas momentos propicios para de paso aislarse del mundo, cambiar la apariencia y… ¡por fin! cambiar la mascarilla por la máscara al albur del relajamiento de las medidas de combate contra la pandemia que nos visita desde hace unos años.
Y este año, así, el Carnaval de Venecia se está celebrando desde el 4 y hasta el 21 de febrero bajo el lema ‘Tómate tu tiempo para los signos originales’. Con el único inconveniente de que si usted se decide a visitarlo, tendrá que compartirlo con el más de millón de personas que lo visitan, al promedio de unas 150.000 diarias. Si bien, ni en las calles, ni en las plazas o canales eso es problema, porque el ambiente es tan acogedor que muchas de esas personas se suman a vivirlo disfrazadas e integradas dando la imagen perfecta a la ciudad. Aunque es menos agradable cuando se trata de conseguir una habitación de hotel o una mesa libre en algunos de sus restaurantes y trattorias, o tomar una copa tranquilo.
Fiesta pagana que remonta su historia hasta el Siglo XIII
El Carnaval de Venecia remonta sus orígenes al siglo XI aunque se consolidaría en el XIII, ya configurado con la personalidad y magia propias que todavía hoy lo identifican, más allá de la imagen de la nariguda máscara del Doctor de la Peste que abarrota los talleres de la ciudad y se desparrama por las calles. Tratándose de una fiesta pagana, no obstante, ligada a la religión marcada por el comienzo de la Cuaresma, previa a la Semana Santa, cuando se permitía hace siglos a las familias aristocráticas mezclarse con el pueblo, un privilegio que proporcionaba el anonimato de las máscaras. En sus comienzos, el Carnaval duraba hasta tres meses, y era la época en que todo estaba permitido. Más tarde, la Iglesia y el poder fueron marcando limitaciones con el transcurso de los años. Primero se prohibieron las fornicaciones en las iglesias, luego las armas en manos de enmascarados, más tarde se concretó el uso de la máscara al Carnaval, teniendo en cuenta que los venecianos habían extendido su uso a muchas otras celebraciones profanas del año… Aunque incluso mediando las sucesivas limitaciones, la ciudad entera llegó a ser excomulgada en 1606 por sus excesos. Posteriormente, en el siglo XVIII, la celebración más característica de Venecia logra su máximo apogeo, acudiendo regularmente a disfrutarla incluso aristócratas llegados de lugares diversos y lejanos, sin descartar a príncipes y nobles se escapaban y camuflaban para el disfrute del acontecimiento.
Otra peculiaridad de este Carnaval es que durante los casi 20 días de duración, la gente se disfraza y sale a la calle a pasear, ya sea en desfiles organizados o improvisados, y a hacerse fotos. También se organizan por las noches fiestas privadas, a las que no es fácil asistir sin conocer a nadie, y alguna fiesta pública, en las que los precios son prohibitivos, oscilantes en torno a los 500 euros, más el coste del alquilar del local y un buen disfraz tradicional.
Una sucesión de celebraciones
Tras unos días previos en que hay bailes y hasta patinaje sobre hielo, el Carnaval propiamente dicho comienza, como corresponde, con la celebración más antigua: la Festa delle Marie que recuerda el tributo que el Doge ofreció anualmente a doce bellas y humildes doncellas venecianas, que data de 1039 y convoca al desfile de un cortejo por San Pietro di Castello, que culmina en la Piazza San Marco. Al día siguiente, llega el desfile inaugural y el célebre Vuelo del ángel, también en San Marco, y entonces es cuando toda Venecia se envuelve en un cantar de gesta donde el teatro al aire libre, los conciertos y los mercados de máscaras y comida conquistan los campi (plazas) de Santa Margherita, Sant’ Angelo y San Stefano. Los participantes se regocijan desfilando disfrazados por las calles, siendo allí donde se disfruta el carnaval.
Luego, a diario, tiene lugar Il Carnevale del Gusto, en el que diversos restaurantes, bàcari, hoteles… presentan un plato, un cicchetto y un cóctel inspirados en la temática del Carnaval de 2023, aunque la comida más destacada de esta época son los crostoli y frittelle, finas láminas fritas de masa azucarada los primeros y rosquillas rellenas de chocolate, pasas, crema pastelera y otros ingredientes los frittelle. Pero el carácter más íntimo del carnaval se aprecia durante las noches, cuando los bailes invaden los salones, y los fastuosos palacios resultan perfectos escenarios para las fiestas. Las comparsas, conocidas como las Compagnie Della Calza, que tienen entre las más conocidas a Los Antiguos y a Los Ardientes, realizan desfiles por la ciudad. Los bailes más tradicionales tienen lugar en el Doge, el palacio Ca’ Vendramin Calergi, la Serenissima y Barroco, y también en el Palazzo Pisani-Moretti, el Hotel Danieli y el Gran Café Quadni.
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