El ex párroco mairenero Don Ramón Valdivia, nuevo obispo auxiliar de Sevilla
“Quiero tener presente a la Iglesia y a los pastores que sufren la persecución y el martirio”
La catedral de Sevilla ha acogido en la mañana de hoy sábado el acto de ordenación episcopal de los dos nuevos obispos auxiliares de Sevilla, Don Teodoro León y Don Ramón Valdivia, cuyos nombramientos fueron hechos públicos por el papa Francisco el pasado 1 de abril. La misa, presidida por el arzobispo de Sevilla monseñor José Ángel Saiz, comenzó a las once de la mañana en la nave del Crucero. Y en el solemne acto religioso, los nuevos obispos auxiliares estuvieron acompañados por una veintena de arzobispos y obispos españoles, con el nuncio apostólico, monseñor Bernardito Aúza, a la cabeza. Además, les acompañaron importantes grupos de amigos y fieles, que en el caso de Don Ramón Valdivia contó con representación de Mairena del Alcor, al haber ejercido anteriormente y durante varios años como párroco de la localidad, donde gozó del cariño y admiración de no pocos vecinos.
En el transcurso del magno acto religioso, que fue emitido también por el canal en Youtube de la Catedral Hispalense, se pudieron escuchar las emotivas palabras del ex párroco mairenero, a partir de ahora Monseñor Valdivia, en el transcurso de su discurso de acción de gracias, en las que quiso «tener presente a la Iglesia y a los pastores que sufren la persecución y el martirio”. Si bien con anterioridad abrió su mensaje proclamando que «como el Padre me ha amado, así os he amado yo”. Aunque antes había comenzado declarando que «me conmuevo al pensar que estas sean las primeras palabras que os dirija como Obispo auxiliar».
De igual modo, Monseñor Valdivia tuvo palabras de afectuoso recuerdo hacia Fray Carlos Amigo Vallejo, quien le ordenara sacerdote hace años ya, y hacia Mairena del Alcor, concretadas en el siguiente mensaje: «quiero agradecer, especialmente a mi familia más cercana, ¡gracias, mamá!; a mis amigos, a los paisanos y feligreses de mi parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de Osuna; a los amigos de la universidad y de Comunión y Liberación; a mis compañeros de seminario que fuimos ordenados en este mismo altar de manos de Fray Carlos Amigo; a mis primeros feligreses de la Motilla, a mi querida Mairena del Alcor; a los seminaristas que hoy son sacerdotes, y a los seminaristas que perseveran, a pesar de mis clases».
Finalizando el nuevo obispo manifestando su amor y reconocimiento a la Iglesia a modo general, y en particular «a la acción que desarrolla en el tercer mundo, para concluir invocando » la protección Santa María, la Virgen, la audacia de los mártires y la cercanía de los santos y beatos hispalenses, para que me ayuden a ser fiel, de modo que, como dijo san Pablo: “por mi vida o por mi muerte, que Cristo sea glorificado en mi cuerpo” (Flp 1, 20).