Javier Campuzano, un mairenero emprendedor que triunfa en México
Entrevista
A lo largo de la historia no son pocos los maireneros que han salido al exterior en busca de una mejor suerte, fortuna, o simplemente procurando alternativas a unas ambiciones o deseos que el terruño no podían colmar. Incluso indianos tuvimos tan célebres como Andrés Almonaster y Roxas, que a mayor gloria de su periplo vital marcó el hito de ser determinante en el nacimiento de la ciudad estadounidense de Nueva Orleans como ciudad.
Dentro de esa estela, otros jóvenes y no tan jóvenes siguen triunfando hoy en día allende nuestro término; o al menos han sido capaces de abrirse un camino de progreso o satisfacción de las aspiraciones profesional y empresarial. Siendo en este aspecto donde cabría incluir a nuestro personaje de esta ocasión, Francisco Javier Jiménez Campuzano, un Ingeniero Técnico Industrial, mairenero, y que a pesar de contar con una empresa funcionando aquí, hace ya más de una década que decidió ‘hacer sus américas’ vía México, donde sigue triunfando desde su llegada. Inasequible al desaliento y a las dificultadas -que siempre están de fondo- no sólo ha conocido el éxito en su ámbito de actividad empresarial, sino que incluso se ha abierto a otras nuevas que a priori ni se le hubieran ocurrido pero que el azar puso al alcance de su mano. Hoy desde El Periódico de Mairena vamos a conocerlo al detalle.
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Para comenzar, Javier, quisiéramos saber a qué se debió tu marcha, cuánto tiempo llevas en México y si la crisis de 2007-2008 tuvo algo que ver en tu decisión de marchar al país azteca.
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Soy una persona inquieta, que necesita estar haciendo siempre cosas nuevas, creando o construyendo algo, me gusta cambiar; me agobia mucho permanecer estático, no puedo estar sentado. Mi cabeza siempre está dando vueltas pensando en hacer cosas nuevas. Efectivamente la crisis de 2008 en España me hizo sentir bastante presionado, como a casi todos, y me negaba a vivir muchos años en un ambiente de destrucción de empleo y de retroceso generalizado. Ese martilleo en las noticias de las cifras de la recesión, el desánimo general en la gente, y la poca confianza que me inspiraba el futuro inmediato de España en cuanto a la economía, me hizo pensar firmemente en salir fuera de España. Empecé en 2010 a coquetear con la idea de exportar mi conocimiento, a buscar proyectos en países emergentes, donde hubiera crecimiento y no recesión. Extenda, de la Junta de Andalucía, me ayudó en un primer viaje a México y me consiguió varias citas de trabajo con empresas e Instituciones mexicanas. Te da mucha confianza porque sabes que vas a llegar a América, pero te vas a ver primeramente con un andaluz. También estuve en Panamá hablando con Movistar, que estaba invirtiendo en ahorro de energía, pero México es un país mucho más extenso y con más oportunidades. Más cercano a mi cultura. Fue en 2013 cuando finalmente me trasladé a vivir a Ciudad de México para empezar a ofrecer servicios de ingeniería, sin ningún proyecto cerrado todavía. A empezar de cero.
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¿Cómo te va allí, qué oportunidades te ha brindado que no estuvieran aquí a tu alcance?
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México es un país extraordinario. Para mí, fue y sigue siendo una bocanada de aire fresco. Aire nuevo. Todo el día viviendo cosas diferentes a las que estaba acostumbrado antes de marchar, y en todos los aspectos. No sólo nuevo en lo profesional, sino en lo cultural, en las costumbres, la forma de vivir, en la forma de pensar, en la forma de relacionarse con los demás, en la forma de conducir, la comida, las amistades… todo era nuevo para mí. México es un país lleno de oportunidades. Es un país muy innovador y muy trabajador. Quizá en algunas cosas el nivel de desarrollo sea inferior al de Europa, pero en otras va por delante. Es un país muy extenso, como cuatro veces España, y con el triple de población. Las oportunidades, en fin, son infinitas y nuestro vecino del norte, Estados Unidos, es de los mayores consumidores del mundo. El que no tiene trabajo en México es porque no quiere.
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¿Te arrepientes del paso?
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Para nada. Al contrario, cada día estoy más convencido de que acerté. Dar este paso te llena de experiencias, ves con tus propios ojos que el mundo es muy grande, y el círculo por el que te movías se expande enormemente como si lo multiplicaras por cien o por mil.
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¿Qué actividad desarrollas, en qué consiste, cuánta gente mueves con tu empresa?
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Yo empecé con el ahorro de energía. Además de eso y como no me puedo estar quieto, ya ofrecemos mantenimientos industriales, energía solar, iluminación eficiente, asesoramiento técnico, estamos fabricando algunos equipos de control y eficiencia energética. Recientemente me he metido en el mundo de la industria eólica con un socio mairenero, precisamente. Tengo unos cuarenta empleados de media.
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¿Da México oportunidades distintas a las que podemos tener aquí o simplemente tu marcha obedeció a circunstancias distintas?
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Definitivamente hay muchas más oportunidades allí que en España. Es más fácil hacer cosas. No hay tantas trabas administrativas como en España. Ya te digo, es un país muy extenso con mucha población, vecino de los Estados Unidos, con un montón de cosas por hacer, un montón de servicios por ofrecer y un montón de población que demandan cualquier cantidad de productos y servicios. Un país muy dinámico. A pesar del tópico que hay en España de que en México no se trabaja y que estamos todo el día con el sombrero mexicano dormidos debajo de un cactus, es completamente al contrario. Aquí hay muchísima actividad. Todos los centros comerciales, los grandes almacenes, los supermercados, las farmacias, abren todos los días incluyendo los domingos. El horario de los supermercados es de 7am a 11pm, de lunes a domingo. No hay hora de cierre al mediodía para el almuerzo. Las farmacias, por ejemplo, están abiertas todo el día y muchas toda la noche, y hay muchísimas. Y si no te quieres desplazar a la farmacia, llamas por teléfono y te traen el medicamento a tu casa, sin coste adicional; eso en España es impensable.
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¿Arrepentido del paso? ¿Se echa de menos el terruño?
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Hombre, las raíces son las raíces. Esas siempre estarán en Mairena. Lo que más echo de menos, naturalmente es a mis dos hijos. Vivimos juntos aquí en México durante tres años porque ese era el plan familiar inicial, pero luego, por temas de pareja, regresaron a Mairena y yo me quedé aquí. Eso es un verdadero drama para cualquier padre, y todos los días reflexionas sobre ese tema, pero por motivos laborales y siempre pensando en el bienestar de ellos, uno hace lo que sea y se sacrifica como sea. Voy a verlos una o dos veces al año y hablamos a diario. Y como lo bueno si breve, dos veces bueno, cuando tengo esa oportunidad la disfruto al máximo y el tiempo que paso con ellos es de muchísima calidad. Ya son universitarios, mi hijo vive en Mairena y mi hija en Madrid. Se echa mucho de menos al resto de la familia y a los amigos. Naturalmente.
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¿Cómo es tu vida allí; te tratan bien?
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Claro. No tengo absolutamente ninguna queja de los mexicanos. De hecho, además de español yo ya soy también un orgulloso mexicano; me dieron la nacionalidad mexicana por naturalización hace ya varios años, por lo que también es ya mi país. Lo he tenido fácil porque México es un país muy acogedor y tiene mucha afinidad con España. Fue de los pocos países que abrió sus puertas a los exiliados españoles de la guerra civil española. Durante la guerra llegaban a México barcos cargados sobre todo de niños y mujeres, muchos viajando solos, huyendo de la atrocidad de la guerra civil en España. Y después de la guerra llegaron muchos exiliados republicanos a causa de la dictadura posterior. Mi gratitud es infinita y por siempre a México por este comportamiento tan humanitario y tan ejemplar con España. Conozco a descendientes de personas que formaron parte de un grupo de 500 niños que fueron enviados a México en un barco para evitarles la guerra en España, y se instalaron en Morelia, la capital del Estado mexicano de Michoacán. Los llamaban “Los Niños de Morelia”, y allí fueron acogidos por mexicanos. Cuando llegaron los niños aquí, el Presidente de México Lázaro Cárdenas envió un telegrama al Presidente de España Manuel Azaña que decía: “Tengo el gusto de participarle haber arribado hoy sin novedad a Veracruz los niños españoles que el pueblo recibió con hondas simpatías. La actitud que el pueblo español ha tenido para el de México al confiarle estos niños, correspondiendo así a la iniciativa de las damas mexicanas que ofrecieron a España su modesta colaboración la interpretamos Sr. Presidente Azaña, como fiel manifestación de fraternidad que une a los dos pueblos. El Estado toma bajo su cuidado a estos niños rodeándolos de cariño y de instrucción para que mañana sean dignos defensores del ideal de su patria. Salúdolo afectuosamente.”. A lo que el Presidente de España contestó “Con viva satisfacción leo su telegrama participándome feliz arribo expedición niños españoles que por gentil iniciativa damas mexicanas reciben cariñosa hospitalidad. Tomándolos bajo su protección Estado mexicano continúa actos generosos auxilio y adhesión causa libertad de España que este pueblo agradecido nunca olvidará. Reciba Sr. Presidente con mis votos por la prosperidad de su patria mis saludos afectuosos”. Muchos de esos niños ya nunca regresaron a España y aquí se quedaron, y eso es señal de que estuvieron bien. En mi caso personal, me siento muy querido aquí desde que llegué. Tengo amistades mexicanas cuya relación es ya tan intensa como mis amistades de Mairena, de las que haces en la carrera o las de la mili. O me atrevo a decir que incluso más. Mis compañeros de trabajo son parte de mi día a día. En cuanto a mi pareja de vida, Lorena, te digo lo mismo. Es una persona realmente maravillosa y nuestra relación es absolutamente plena. Eso es de lo más valioso que tengo en mi vida.
- ¿En qué nos parecemos y diferenciamos mejicanos y españoles? ¿Se nota la cultura común?
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Sí. Hay muchas similitudes. Sobre todo, yo veo mucha similitud en lo malo. En la picaresca de los latinos. A veces me sorprendo cómo en sólo 300 años, y me remito al periodo colonial, ha podido haber tanta influencia de los españoles en México y ser tan parecidos hoy en día, teniendo en cuenta la gran distancia, que aquí había culturas muy antiguas que nada tenían que ver con Europa y que no fueron tan numerosos los españoles que desembarcaron aquí. Creo que el mestizaje ha contribuido mucho a eso. Como diferencias, fundamentalmente es en la forma de vivir. En mi opinión, en España se vive por lo general de una forma excesivamente cómoda, buscando cada vez más derechos y menos obligaciones, con objetivos menos claros que aquí.
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¿Esperas hacer pronto el camino de vuelta o es una marcha sin retorno?
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Esa pregunta es muy difícil de responder y las respuestas van cambiando según la época. Cuando inicias todo esto, nunca piensas que va a ser para siempre. Cuando conseguí que mis hijos se mudaran aquí y se integraron, fui consciente de que había muchas posibilidades de que podríamos quedarnos aquí definitivamente, pues si echaban sus raíces aquí yo me quedaría con ellos. Pero al marcharse ellos y yo quedarme, al poco tiempo sí comencé a preparar el regreso con cierta intensidad. Pero llegó el Covid y todo se paró. Actualmente sigue uno valorando la posibilidad de volver para estar cerca de ellos, pero aún los tengo a mi cargo y necesito estar donde genere suficiente para que ellos sigan estudiando, y para eso sigo viendo más posibilidades allí que en España. Soy consciente de que a medida de que ellos vayan haciendo sus vidas independientes, el regresar para estar con ellos va perdiendo sentido.
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Creo que has emprendido otra actividad sin habértelo propuesto por haber surgido de manera natural. Cuéntanos…
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Ah, sí. La cocina española para vender. Eso empezó porque mi pareja es chef y entre otras cosas se dedica a eso. Entonces yo le echaba una mano para vender la comida. Llevar y traer cosas. Después me dijo que cocinásemos comida española para vender, y como me encantan todos los temas nuevos y ella también es una buscavida como yo, probamos. Cocinamos paella, croquetas de jamón serrano, tortilla española, sangría que aquí se llama clericot, y algo más. La verdad estamos muy contentos haciendo eso. Cocinamos en casa y vendemos fuera en un puestecito en la calle, lo cual en España también es impensable, pero aquí es algo muy normal. Sólo vendemos los domingos, aunque ya nos están llamando otros días para eventos. Ya llevamos dos años. El éxito es total. Nos satisface mucho porque es un negocio muy noble, todo el mundo nos felicita, la gente nos busca, nos llaman por teléfono, muchos son ya fieles, algunos ya amigos… Es mucho esfuerzo, pero muy gratificante. Le llamamos “Paella El Sevillano”. Para nosotros es un hobby, pero no nos importaría que se convirtiera en algo más.
- ¿Qué es lo que más echas de menos de Mairena allí?
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Además de familia y amigos maireneros, te diría que los desayunos y una cervecita casual en cualquier esquina. Esas tostadas de pan de bollo de Mairena con esa variedad de cosas para untar, con ese café con leche bien cargado, no tiene precio. Aquí encuentras todo lo que quieras de comer, y muy rico, pero eso no. Esas cervecitas casuales, de media hora de pie en la barra de un bar, apoyado con el codo en la barra, con una tapita de aceitunas o de chochitos, eso es gloria bendita para mí y no lo encuentras aquí. Aquí llegas al restaurante, te aparcan el coche, te llevan a una mesa, te sientas, se presenta el camarero y te dice cómo se llama, te atienden divinamente y con toda la amabilidad del mundo, pero no es lo mismo. Echo mucho de menos hacer una “paraíta” de media hora en un bar, donde vas a conocer a alguien seguro, tomarte dos o tres cervecitas y dos o tres tapitas, charlar con cualquiera, saludar a cualquiera, e irte para tu casa. Eso me falta y el menudo y los caracoles, también. Me gusta mucho ir cuando puedo a la Feria, por supuestísimo, porque ese sentimiento en ese recinto ferial es único para los maireneros.
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¿Alguna enseñanza buena que hayas recibido de aquel país?
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Muchas, pero quizás la enseñanza más valiosa para mí es la forma de vivir. En comparación con España, yo creo que la sociedad mexicana vive más feliz. Fíjate que aquí hay muchísimos problemas de seguridad, muchos asaltos, mucha violencia, feminicidios, homicidios, robos, siempre hay crisis… pero la gente es más feliz por lo general a mi parecer. Me duele decirlo, pero cuando paso unos días en España me deprimo un poco, la gente no es tan alegre. Por ese motivo México afronta muy bien la adversidad. Mira, en 2017 hubo un terremoto que mató a casi 400 personas. Bueno, las brigadas de voluntarios salieron a ayudar y cuando al final del día se marchaban a casa en camionetas a descansar, después de haber rescatado cadáveres y haber vivido momentos muy trágicos, iban cantando el Cielito Lindo, que dice “canta y no llores”. Eso es algo muy poderoso. Yo estuve ayudando esos días en un pueblo que se llama Tetela del Volcán, junto al Popocatépetl. El Ejército levantaba con excavadoras los muros caídos de las casas y los soldados se metían debajo reptando buscando gente viva o muerta. Entre cuatro o cinco descargamos un tráiler de donaciones solidarias lleno hasta los topes de alimentos básicos, agua potable y útiles de limpieza básicamente, y metimos todo en un polideportivo, donde iban a pasar las próximas noches un montón de personas que se acababan de quedar sin casa. Otras personas hacían comida para todos, otros limpiaban, otros iban trayendo colchones recuperados… Había tragedia y ruina por todos lados, pero la gente por lo general estaba sonriente. Hacían lo que tenían que hacer, pero sonrientes. Hasta alguno había por allí que puso un poco de música. Es increíble ese positivismo. He aprendido mucho también en lo profesional. Generalmente, quizás debido a la necesidad, en tema de equipos eléctricos no se da tanto eso de usar y tirar a lo que estamos acostumbrados en España, sino que se reparan más cosas para seguirlas usando, se componen como se dice aquí, la gente mete mano a las cosas, y eso te enseña y me gusta muchísimo. En Cuba dicen que hay tan buenos médicos porque al no haber disponibles tantos equipos de diagnóstico, desarrollan más la intuición. En el ámbito de la ingeniería me he topado con grandes profesionales con mucha experiencia y mucha valentía en sus trabajos.
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Y a la inversa, ¿qué has notado que valoren particularmente los mejicanos de nosotros?
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Los mexicanos tienen un buen concepto de España. Aquí dicen “la Madre Patria”. Todo lo que suena a español es bien recibido por los mexicanos, en líneas generales. Siento que es como en España cuando algo viene de Alemania, por ejemplo.
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¿Siente el pueblo allí realmente aversión hacia España y los españoles o se trata de un sentir residual?
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Qué va. Yo creo que eso son problemas que inventan los políticos. Sí es verdad que la “conquista” existió y mucha gente lo ve como que los españoles llegaron, conquistaron, mataron y expoliaron, hasta que llegó la independencia, echaron a los conquistadores y se constituyó México como país independiente de España. Pero si lees sobre lo que pasó, en mi opinión no fue una conquista tan sangrienta y abusiva como algunos cuentan o como han sido otras en el mundo. Quizás por mi amor a los dos países, soy más de la idea de que, efectivamente llegaron y conquistaron, pero quisieron hacer de la tierra conquistada una extensión de España, con la misma prosperidad que España. De hecho, la llamaron Nueva España. Nombraron un Virrey. Fundaron Universidades. Cuando conquistaron Filipinas, anexaron esas tierras a la Nueva España, añadiéndole extensión y así con otros territorios de Asia y Oceanía. Ese territorio integrado en lo que era la corona española abarcaba el actual México, Centro América, todo el sur de Estados Unidos, Filipinas… cerca de 8 millones de kilómetros cuadrados. El México actual ocupa 4 millones de kilómetros cuadrados. No es invención mía porque está documentado por la Universidad Nacional Autónoma de México, que el rey de España cuando tuvo conocimiento de abusos de autoridad por parte de los oficiales reales, creó organismos de gobierno basados en Audiencias y posteriormente un Virreinato nombrando a personas que se distinguieron por hacer justicia con los indígenas de la región y ser sus benefactores. Esas instancias creadas se encargaban de hacer justicia, de que se cumplieran las leyes y de recibir las quejas de los pobladores. Algunos hablan de aniquilación de los indígenas, pero eso no es del todo cierto pues aquí en México los pueblos indígenas siguen existiendo; no así en otros terrenos de América que fueron conquistados por ingleses o franceses como Estados Unidos, por ejemplo.
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Tu actividad en el país norteamericano consiste en la instalación de infraestructuras de telefonía, ¿sigue gozando de futuro allí el sector? ¿Y aquí?
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Sí, en México hay mucho por hacer en esa actividad y en otras donde estamos inmersos. A las infraestructuras creadas hay que seguir dándole mantenimiento y a medida que evoluciona la tecnología hay que hacer nuevos trabajos para su implantación. Hemos conseguido hacer trabajos de due diligence en ahorro energético en Estados Unidos y actualmente tenemos a 7 mexicanos desplazados en Texas en el sector eólico. Queda muchísimo por hacer.
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Terminamos preguntándote por alguna ilusión o proyecto que te falte o gustaría poner en marcha allí
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Sí, claro. El objetivo para el 2024 es aumentar la presencia en Estados Unidos y constituir una nueva empresa local ahí. Desde México es muy atractivo prestar servicios en aquel país, que es de los mayores consumidores del mundo y tener constituida legalmente una empresa allá te facilita mucho en el tema de permisos migratorios. Agrega mucho valor ese crecimiento en EUA pues es un país muy grande, con mucha seguridad jurídica, serio en los negocios, muy exigente en la calidad de los servicios, muy competitivo pero también tiene buen caldo de cultivo empresarial y con una moneda muy estable.
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Gracias por tu amabilidad y te deseamos que sigas gozando de prosperidad en tus proyectos allí, y que nunca te olvides de nosotros, tu pueblo y tus paisanos
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Gracias a vosotros. Y por supuesto que es imposible olvidar el origen de uno, y más si es un pueblo con tanto arte. Aquí en mi casa tengo una foto del Cristo de la Cárcel, para verla todos los días que, según se cree, el original destruido en 1936 llegó a Mairena procedente de América. Escuchamos cante de Don Antonio Mairena, música de El Arrebato y de Carlos Torres. Un abrazo fuerte a todos los maireneros y gracias de nuevo ¡Hasta la vista!
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