Lo que el ojo no ve pero te masacra la piel… son ácaros

Una plaga de estos arácnidos es la causante de los picores y erupciones cutáneas que tantos habitantes de Mairena del Alcor y cercanías están soportando por sus picaduras, que en todo caso, y al margen de las molestias, no suponen ningún riesgo ni revisten gravedad 

En plena alarma por los estragos del virus del Nilo, consecuencia de la picadura del mosquito transmisor común que ya ha causado varias víctimas mortales en zonas más próximas a las Marismas del Guadalquivir, en Mairena del Alcor y pueblos del entorno, al margen de ese mosquito que de momento no ha ocasionado ningún incidente digno de mención, la población viene padeciendo las consecuencias de otras picaduras, que aunque popularmente se le han venido achacando también a picaduras de mosquitos, en realidad nada tienen nada que ver con él. Siendo en realidad los efectos de las picaduras de ácaros, una fauna microbiológica en equilibrio que nos produce con sus picotazos síntomas de picazón en la piel y zonas del pelo, sobre todo en la noche, y que por lo demás produce en nuestra piel esas pequeñas erupciones cutáneas y pequeños eczemas, de las que tan poca gente se está librando. Ocasionando en muchos casos la denominada dermatitis puriginosa, causante de esa sensación de picazón que los afectados experimentan junto a un irrefrenable deseo de rascarse la piel compulsivamente.

Se trata de una dermatitis que en ocasiones provoca la visita alarmada al médico, donde la típica respuesta que el facultativo de familia nos puede dar en forma de diagnóstico es que puede que nos haya picado una especie de arañitas, algo nunca mejor dicho, ya que nos referimos a los ácaros de la piel, unos seres vivos que pertenecen a una subclase de los arácnidos, por lo que a fin de cuentas no son más que una variedad de arañas.

Según explica el biólogo José Morales, se trata de unos animales diminutos, de tamaño inferior en su mayoría a los 0,3 mm, no apreciables a simple vista, y donde las especies más conocidas son la Sarcoptes scabiei (variedad hominis Sarna) y la Demodex folliculorum, esta última con afección a los cabellos e incluso a las cejas, pudiendo producir la enfermedad de ojo seco. En todo caso, que no cunda el pánico pues son unos animales que han evolucionado con los humanos y están con nosotros desde nuestros ancestros, unos seres que por otra parte desempeñan una función tan importante como es ayudar a los seres humanos al comerse los restos secos y muertos de la piel. Una fauna prácticamente invisible que además de a los humanos está asociada a otros animales diferentes, que también la soportan en condiciones óptimas de vida de entre 25 a 30º C y con una humedad sobre 60 %. Pues hay que tener en cuenta que la humedad es una característica importante para la subsistencia de estos bichitos.

Por ello, y para minimizar su incidencia,  el biólogo José Morales recomienda desparasitar a los animales de compañía, al suceder que muchos parásitos animales pueden pasar a los humanos, aunque no todos pertenecen a esa clase, lo que se explica por la existencia de otras tantas especies de ácaros que tienen su hábitat en el polvo de nuestras viviendas y en las distintas superficies, sobre todo en aquellas sobre las que nos posamos los humanos, como pueden ser las camas, sofás, sillas… Y ante ellos lo más recomendable, según señalan las autoridades sanitarias, es reforzar la higiene, lavar bien y de forma frecuente las sábanas y las superficies domésticas donde se adhiere el polvo; y en consonancia con los últimos avances técnicos, aspirar bien con aspiradoras las superficies textiles del hogar donde resulta más fácil que se incruste el polvo (colchones, sofás, sillas, etc). En tal sentido, las aspiradoras de alta potencia con filtros HEPA (filtros de alto rendimiento que retienen las partículas de polvo más pequeñas) son muy efectivas debido a que atrapan mejor el polvo y lo aíslan impidiendo que las partículas salgan de nuevo al ambiente.

Ésta puede ser una medida de combate efectiva, ya que según sostiene José Sánchez, y a falta de datos más concluyentes, a priori podría culparse de la plaga al esparcimiento de los ácaros desde los aparatos de aire acondicionado y su prolongado uso incesante desde el mes de julio, lo cual podría haber influido de manera destacable en la propagación de la misma fuera de su temporada de mayor actividad, que suele coincidir con la primavera y el otoño en vez del verano cerrado, como viene ocurriendo durante las últimas semanas causando estragos con sus molestos efectos. Otro factor coadyuvante ha sido la humedad, al haberse producido la temporada de lluvias más abundantes de manera tardía, siendo la humedad un factor potenciador del desarrolla de esta invisible fauna. De este modo, cabría extremar la limpieza o cambio más frecuente de los filtros de los aparatos refrigeradores como buena medida de combate o minimización de la expansión de estas plagas de arácnidos.

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