El festival Antonio Mairena reconoció a Nano de Jerez por sus fuertes vínculos con el mairenismo
El veterano artista recibió el ‘Crisol’ con el busto de Antonio Mairena en una noche muy flamenca, con La Puebla de Cazalla también presente, y el triunfo indiscutible ante el público de todos los artistas, la mayoría de ellos debutantes en el prestigioso escenario
Cayetano Fernández González, más conocido por ‘Nano de Jerez’ ha sido el gran protagonista este año en la Gala de la 64ª Edición del Festival de Cante Jondo Antonio Mairena. Nobleza obliga, pues su carrera desde que su padre, Tío Juane, le permitió abandonar la fragua que atendía en la ciudad del vino para dedicarse al cante (viendo que iba en serio), estuvo permanentemente vinculada a Don Antonio Mairena. Y no sólo en lo artístico como norte y guía por la que conducirse, sino también por la labor de colaboración que estableció el ya consolidado maestro con aquel joven que tan en serio se tomaba todo lo flamenco.
Un impulso que no se redujo sólo a la impartición de consejos, yendo más allá para allanarle el camino e incorporarlo a sus propias iniciativas. Podría decirse que Antonio confió en él desde el primer momento viendo en el joven un valor artístico que luego ha desarrollado sobradamente. Y claro, esas cosas nunca se olvidan por lo que durante toda su larga carrera Nano ha llevado con orgullo por todo el mundo el nombre y defensa de Antonio Mairena y la corriente que alentó. Sus cantes dan buena prueba de ello, siendo así que ahora, tras décadas de ausencia del maestro, el mairenismo ha querido hacerle los mayores honores concediéndole El Crisol moldeado por Jesús Gavira como muestra de una querencia mutua y permanente.
Nano subió en numerosas ocasiones a los escenarios de Mairena del Alcor, pero nunca como este pasado sábado día 6 en la Gala del Festival que creó quien en cierto modo fue su mecenas. En el escenario estuvo rodeado de un séquito que no escatimó elogios, aunque todos fueron parcos en palabras en atención a restar el menos tiempo posible al cante. Así, el alcalde Juan Manuel López le dio las gracias y alabó su trayectoria como ‘referente’ y sus vínculos con el pueblo, a lo que Cayetano Nano de Jerez respondió con unas breves palabras de agradecimiento. Por contra, largo y tendido departió con Manuel Curao el jueves previo en el Patio del Pozo del mismo recinto de la Casa Palacio de los Duques de Arcos acerca de su vida, obra y milagros. Ante un público que llenaba el espacio y le seguía sin pestañear.
El acto de homenaje tuvo lugar al comienzo de la larga noche de cante, tan sólo por detrás de la actuación de Manuel Herrera, que poco antes la abrió con un solo de guitarra por soleares. El guitarrista camero, uno de los dos oficiales de la noche anterior en el concurso, rompía brecha de manera excepcional al no poderse abrir la gala con el cante del aficionado ganador por haber quedado desierto el Premio Antonio Mairena y principal.
Ese cambio de estructura de la velada no sabemos si obedeció a la edad del homenajeado artista o a alguna otra razón, pues lo cierto es que el laureado cantaor jerezano permaneció toda la noche junto a las autoridades asistiendo al dilatado evento, que concluyó bien entrada la madrugada. Nano estuvo arropado en el escenario, al margen del regidor mairenero, por la concejal de Flamenco Gloria Guillén; el sobrino de Antonio Mairena, Antonio Cruz Madroñal; el presidente de la peña mairenista, Manuel Jiménez Ríos; y el director del Instituto Andaluz de Flamenco, Cristóbal Ortega.
Sobre el escenario estuvo asimismo el alcalde de La Puebla de Cazalla, Antonio Martín Melero, en nombre y representación de Francisco Moreno Galván, el artista en cuya obra se basó el cartel de este año del Festival Antonio Mairena, en razón de los actos de celebración del Centenario del Nacimiento del genial poeta, pintor y reconocido mairenista. Y desde el patio de butacas, también le hacían honores al homenajeado el bailaor alcalareño Javier Barón, laureado en la noche anterior por sus 50 años en el baile, y Cristina Heeren en nombre de su fundación.
Una noche de buen cante, toque y baile
A continuación llegaron las actuaciones. La del sanroqueño José Canela con Antonio Higuero a la guitarra y jaleos y compás de Fernando Canela y Antonio Flores rompió brecha y no defraudó. Era su primera vez en un festival a cuyas tablas nunca llegó a subirse su padre, Canela de San Roque, por lo que su emoción al hacerlo fue manifiesta. También su buen hacer por alegrías, bulerías por soleá, seguiriyas y bulerías. Muy potente en la ejecución, como no menos su sucesora en las tablas del Auditorio Manuel Mairena, la malagueña Virginia Gámez, que puso al público en pie varias veces a lo largo de su actuación. Ella también debutaba en el festival, aunque ninguno de los dos eran artistas desconocidos para el público mairenero, merced a sus actuaciones previas en otros espacios más reducidos. A Virginia se la vio con una potencia y seguridad que bien podría decirse que dejó el halo que una diosa, incluyendo su presencia; y ello al margen de la ejecución de unos tientos tangos, tangos, granaína, cantiña y bulerías. Bien acompañada por la sonanta de Andrés Cansino y el combo flamenco de nuevo compuesto por Fernando Canela y Antonio Flores.
Fue así como llegó el receso del Festival Antonio Mairena, tras cuyo reinicio el público asistió maravillado al espectáculo de baile brindado por Luisa Palacio, una de las figuras de más relumbrón en la reciente Bienal de Flamenco de Málaga. Los movimientos de mantón en la primera parte de su actuación y los de la cola goyesca de su traje en la segunda, causaron admiración. Cabría decir que las cosas nuevas y bien redondeadas siempre enganchan, más aún con el grupo acompañante que la complementaba. Ahí estaban la guitarra vibrante del joven mairenero Jesús Rodríguez, y el trío cantaor y jaleador que componían El Pechuguita (en sustitución del anunciado en cartel Manuel de la Nina), Manuel de Gines y Miguel Ángel Heredia. Canela fina también por esa parte el buen cante, que se escuchó por alegrías con variaciones, tangos, soleares y bulerías.
En cuanto al tramo final de la gala de la 64ª edición del Festival de Cante Grande Antonio Mairena, estuvo reservada para el talento local de Manuel Castulo. Los artistas maireneros en su pueblo nunca defraudan, y siempre cuentan con el favor del público, máxime en una tesitura de florecimiento y calidad como la que se vive actualmente. Y en esa tónica se colocó ante el público Manuel con la guitarra de Manuel Herrera, que subía así por segunda vez a la tarima. Hicieron un repertorio por farruca, caña, tangos, bulerías y seguiriyas con Manuel y Diego Valencia a las palmas y jaleos..
Por último, salió a escena María Terremoto, la hija de Fernando Terremoto y nieta de Terremoto de Jerez, otra debutante en Mairena, donde mostró su cara más purista, pues se trata de una artista que además innova en el flamenco. Llamó la atención su vestimenta, con sombrero de ala ancha y traje de flamenco más que de flamenca o gitana. Y legó al público igualmente una actuación de las que no se olvidan. Con Nono Jero al toque y Manuel Cantarote, Juan Diego Valencia acompañando, y la percusión de Paquito Vega, el público agradeció la caña, seguiriyas, tangos, alegrías y bulerías que hicieron.
Y acto seguido, la ya natural ronda por tonás que interpretaron los cuatro protagonistas del cante por el mismo orden de actuación, cerrando una semana de iniciativas artísticas, formativas e ilustrativas, que incluyó gran variedad de actividades. Entre ellas, la visita de rigor al panteón de Antonio Mairena en el Cementerio Municipal San José, tras los últimos retoques practicados por el Ayuntamiento.