¿Dónde están los pasadizos secretos del Castillo de Mairena?
Tras el acuerdo llegado con el Ayuntamiento de Mairena del Alcor y siguiendo con nuestro proyecto de exploración de minas de agua en los Alcores Sevillanos hemos realizado una prospección de los pozos y posibles galerías que existen en el interior y alrededores del Castillo.
Existen multitud de dichos y leyendas en relación a la existencia de conductos y pasadizos que desde el Castillo recorrían la población, cosa que dicho sea de paso suele ser normal en todas las localidades donde existe un castillo. Algunos aseguran que en tiempos se podía recorrer una galería de grandes dimensiones que servía de vía de escape a los moros y que llegaba hasta las afueras del pueblo, donde hoy día se encuentra el pabellón cubierto. También se escucha que desde el castillo partían conducciones de agua subterráneas hacia las fuentes de Alconchel y Gorda, e indirectamente a los molinos hidráulicos, cuyos restos aún perduran. ¿Qué hay en todo esto de verdad y cuanto es sólo leyenda?
Dejando las leyendas a un lado y centrándonos en los hechos el castillo parece ser de origen mudéjar, reutilizado y reconstruido en la Edad Media, casi todo la construcción original que aún queda, cuatro torreones y parte de la muralla que lo cerraba, son de esta época. El castillo está enclavado en un lugar inmejorable, estratégicamente elevado y dominando la Vega y la población, quedó en desuso y total abandono ya en el siglo XVII, cuando es saqueado y destruida parte de su estructura y torres defensivas. Cuando fue restaurado por el arqueólogo inglés Jorge Bonsor eran sólo unas ruinas.
Es presumible que antes del castillo ya existiese algún tipo de estructura o asentamiento de origen romano ya que Jorge Bonsor, que después de adquirirlo en 1902 lo restauró y convirtió en su residencia ya encontró restos de una necrópolis romana que con toda seguridad habría de estar asociada a los importantes asentamientos que existieron en la zona. A parte de estos restos romanos han sido localizados varios silos en la zona de las canteras y fuera de las murallas que parecen tener un origen muy anterior a la época medieval. En la actualidad se han venido llevando a cabo diferentes actuaciones tanto de consolidación-restauración como arqueológicas que han puesto en valor esta valiosa edificación.
Las murallas del castillo están rodeadas por un foso defensivo excavado en la calcarenita y sobre el que las labores arqueológicas de los últimos tiempos han dejado al descubierto unas importantes canteras de origen incierto, aunque se presupone que hubieron de ser de las que se extrajeron los sillares con los que se levantó la fortaleza mudéjar, sin descartar que pudieran tener un primer origen romano, como tantas canteras situadas sobre el alcor.
Tanto las labores arqueológicas que ya realizó Bonsor hace más de cien años como las actuales no han evidenciado la existencia de ningún pasadizo túnel o galería que corrobore las ya mencionadas leyendas, no obstante queríamos probar suerte y descartar que algunas de las minas de agua que seguro existen en el subsuelo de Mairena pudiera tener un acceso desde el Castillo.
Concertada una visita con la arqueóloga municipal Dña. Ana Gómez, que gestiona todo lo relacionado con el castillo nos dispusimos a explorar todo lo que fuera posible y que pudiera conducirnos a algún túnel subterráneo. Ana nos indicó cuales eran los tres únicos pozos dentro del recinto que eran susceptibles de explorar y nos pusimos manos a la obra.
En el antiguo patio de armas del castillo, existen dos pozos, uno está en la zona central es muy profundo y se trata del principal abastecimiento de agua de la fortaleza por lo que debe ser el original desde tiempos mudéjares. Se sabe que Bonsor lo limpió y acondicionó cuando restauró el castillo y actualmente sigue teniendo un importante nivel de agua. ¿Podría ser el acceso a una mina ? La única manera de saberlo era descender y comprobarlo.
La prospección del pozo sólo nos confirma que se trata de un pozo normal de agua excavado en la calcarenita, de unos veinticinco metros de profundidad y que atraviesa todo el paquete calizo hasta contactar con un nivel freático. Desde la superficie de las aguas que están muy claras podemos apreciar al menos unos cinco metros de profundidad, no se aprecia ninguna galería lateral. El pozo tiene un pretil cuadrado hecho con ladrillos, su sección en principio es redonda de unos dos metros de diámetro aunque a medida que descendemos parece tornarse rectangular y reduce su tamaño, se aprecian excavaciones en las paredes para el apoyo de los pies o de costeros, ha sido equipado con una escalera de hierro que se encuentra en mal estado y diferentes estructuras recientes para la colocación de bombas eléctricas.
El segundo pozo y más interesante se localiza a pocos metros de este, en el interior de un seto del jardín, es cuadrado, de un metro de lado aproximadamente y da acceso a un gran silo escavado a pico en la roca. La profundidad del silo es de unos siete metros y tiene un diámetro de al menos diez metros en su radio más ancho. Es un silo típico en su morfología acampanada muy común en los Alcores y que están atestiguados desde época Calcolítica (5.000 años), el fondo está completamente relleno de sedimentos y restos cerámicos que han sido parcialmente excavados (según parece fue Bonsor el responsable de esta excavación). La excavación esta realizada sobre aproximadamente la mitad del fondo del silo quedando un escalón de más de un metro entre los dos niveles, original y excavado. Encontramos sobresaliendo del suelo un par de «bolaños» de piedra utilizados como proyectiles de las catapultas y de los que han aparecido muchas unidades en las obras de remodelación del castillo.
En la pared acampanada existen dos pequeñas hornacinas excavadas a diferentes alturas que podrían haber sido utilizadas para la colocación de lámparas y diferentes grafitis y señales. Cabe la posibilidad que hubiera sido utilizado en algún momento como mazmorra. Los restos que se aprecian en el relleno son de diferentes épocas, desde cerámicas muy recientes hasta otros restos de tipología islámica, incluyendo restos óseos de animales. Pero ni rastro de ningún túnel o pasadizo. A petición de Ana extraemos muestras del sedimento para su análisis y así poder determinar su uso como silo. Las paredes del silo prácticamente no presentan huellas de las herramientas utilizadas para su excavación y debe ser por puro desgaste. El pozo de acceso está elaborada con sillares y ladrillos y presenta una especie de conducción cuadrada, como si en algún momento se hubiera utilizado también como aljibe. El hecho de que Bonsor lo excavara demuestra su interés ya que debe de ser una estructura muy primitiva, quizá pensó que podría ser anterior al castillo y podría albergar restos de los primeros asentamientos de la zona. Sobre las paredes se aprecian algunas inscripciones, la más curiosa está situada sobre una de las hornacinas y en ella se distinguen las letras «V» y «A» separadas por unos pequeños círculos, otra son unas líneas verticales cruzadas por otra horizontal.
El último de los pozos a investigar esta fuera de las murallas del castillo, junto al olivar que lo rodea. Su posición, en línea con los conductos subterráneos que deberían llevan agua desde la fuente de Alconchel a los molinos nos pareció sumamente interesante. Según nos comentaron este pozo había sido durante años uno de los principales suministros de agua del olivar. El pozo se encontraba cerrado con una arqueta cuadrada de ladrillo y cemento y chapa soldada , fue necesario cortar todas las cerraduras con una rotaflex y culminar el trabajo a cincel y machota.
El pozo resultó ser de sección cuadrada de algo más de un metro y con no más de siete metros de profundidad, el fondo está completamente seco y colmatado de arena, si alguna vez hubo aquí una mina está completamente tapada. En el pozo quedan restos de tuberías y maquinarias para extraer agua, así como de una escalera de hierro.
Las conclusiones de esta exploración son obvias y es que ha día de hoy no existe ningún conducto o mina que tenga acceso desde el castillo y esto no quiere decir que no lo hubiera en algún momento claro está, aunque pensamos que es poco probable.
Parece seguro que el abastecimiento de agua en el interior del castillo estaba asegurado por el pozo principal por lo que no tiene sentido la existencia de galerías que llevaran agua al mismo. En cuanto a lo del túnel de escape hasta las afueras del pueblo pues es una leyenda muy recurrente pero que rarísima vez tiene algo de veracidad.
Fuente: http://minasdeagua.blogspot.com.es/