“Me he sentido escultor desde que tenía siete u ocho años”
Artículo publicado en la Edición Papel nº 123 Enero-2019
El 11 de enero de este recién estrenado 2019 es una fecha que debería señalarse con letras doradas en el calendario de Mairena del Alcor. Una celebración que se debería hacer extensiva a todas y todos, porque ese viernes en particular, celebra su noventa cumpleaños don Antonio Gavira Alba (Mairena del Alcor, 1929). Gavira no solo es el artista contemporáneo vivo más importante de Mairena, sin obviar que es uno de los escultores andaluces más significativos del siglo XX,sino que de su taller han salido algunos de los principales símbolos del sentir mairenero, desde el Caballo de la Feria (modelado junto a su hermano Jesús), al Monumento a la Soleá o la Alegoría a Mairena, que preside magistralmente la Glorieta Jiménez Sutil, entre otros. Obras fundamentales que están presentes en la vida diaria de nuestro pueblo y cuyo autor, historia viva de Mairena, se mantiene activo en su estudio con varias décadas de trabajo a sus espaldas, algo no muy frecuente que se debería festejar.
De su taller han salido algunos de los principales símbolos del sentir mairenero
PASIÓN POR EL ARTE
A sus noventa años, Gavira ofrece una vitalidad envidiable y en virtud a su archifamosa bondad y humanidad recibe a El periódico de Mairena en su estudio, con la sonrisa en la cara y dispuesto a repasar su trayectoria vital y artística. Que empezó pronto, según narra, porque “yo me he sentido escultor desde que tenía siete u ocho años”. Este catedrático de Bellas Artes recuerda que “ya de niño el maestro, don Bernabé, me sacaba a la pizarra para que pintara en grande los pequeños grabados que venían en el libro. También muchos amigos me pedían que les hiciera los dibujos para la escuela y yo se los cambiaba por bolas para jugar”. Paralelamente, el niño se escapaba a la barrería “que estaba más arriba de Alconchel”, donde empieza a modelar barro por su cuenta.
“Muchos amigos me pedían dibujos para la escuela y yo se los cambiaba por bolas para jugar”
Pese a ello, y siendo el mayor de sus hermanos, lo sacan de la escuela a los 12 años para que empiece a trabajar en la carpintería de su abuelo, Feliciano Alba, sita entonces en la actual calle Catalina González, “porque decían que ya tenía edad para que aprendiera un oficio”. Pero aquí aparece una figura importante, la del secretario del Ayuntamiento de Mairena, don Francisco Criado Briones quien, alertado por los profesores del niño, descubre su especial sensibilidad para el arte. Entonces le encarga a Gavira que modele un autorretrato en barro que se llevará a Sevilla. El propio Joaquín Romero Murube se encarga de llamar a José Hernández Díaz, profesor de Historia del Arte y fundador de la entonces Escuela Superior de Bellas Artes, donde le consiguen una plaza como libre oyente por su corta edad.
A los 12 años le consiguen una plaza como libre oyente en la Escuela Superior de Bellas Artes
A la beca de 100 pesetas concedidas en concepto de beca por el Ayuntamiento, hay que sumar las más peregrinas aventuras para completar los estudios de un jovencísimo artista, que inicia oficialmente su primer año en 1942, tras aprobar un examen “de cultura general que me hicieron porque yo no había hecho ni 5º de la escuela graduada”. Llegó a vivir en los Reales Alcázares o comer en comedores sociales, “hasta que Romero Murube se enteró y me mandó llamar y me dijo, Gavira, desde mañana a comer todos los días a mi casa”. A pesar de las grandes penurias y las dificultades, la pasión artística del mairenero se impone para que saque delante de manera muy satisfactoria su etapa formativa.
Que llegó a tener un momento de especial dificultad cuando “contraje la tuberculosis y me cogió con cierta virulencia, tanto que se llegó a temer por mi vida seriamente”. La afección le hace volver a casa de sus padres donde se va produciendo una larguísima recuperación. Entretanto, su abuelo le cede una parte de su carpintería para que el joven instale su primer estudio y comience a desarrollar los primeros encargos. Se abre una bonita etapa tras la enfermedad, en la que, descontando el negro episodio del fallecimiento de su madre, culmina sus estudios, con el logro de su plaza de profesor, sus primeros éxitos como artista, como el primer premio del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, en la Exposición de Otoño de la Real Academia de Bellas Artes, y el matrimonio con Coradina del Pilar García.
“Ahora es cuando más ganas tengo de trabajar. En el arte nunca se acaba de aprender y yo me siento con fuerzas y ganas de seguir”
El hito más significativo de la etapa inmediatamente posterior es la adopción total de una corriente artística que permanecerá presente ya en el resto de su obra: el clasicismo mediterráneo. Es precisamente esta corriente la que dará nombre a una película documental sobre la vida y obra de este Hijo Predilecto de Mairena, “Antonio Gavira Alba. Espíritu Mediterráneo”, promovido por el realizador y sobrino del artista, Ángel Manuel García Gavira, y que presumiblemente se estrenará en la primera mitad de 2019. En palabras del artista, “cuando yo descubrí esta corriente sentí en mi interior que a través de mi propia expresión podía aportar algo”.
Dispuesto a celebrar su aniversario con los suyos, Gavira se muestra cauto a la vez que exultante de vitalidad, dice que “no hago proyectos a largo plazo”, pero puntualiza, “ahora es cuando más ganas tengo de trabajar. En el arte nunca se acaba de aprender y yo me siento con fuerzas y ganas de seguir, ahí tengo varias ideas pendientes”. Además, en estos mismos momentos es protagonista de una exposición que puede contemplarse en la sede de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, de la que es ahora mismo miembro más antiguo, y a la que reconoce, “el bonito detalle de dedicarme este homenaje”.