Con la vuelta de la feria, vuelve el ‘baile del salto’ con Manolo Solis echandole el cierre

Poe Chema Cejudo

Tras el paréntesis por la pandemia, la Feria de Mairena del Alcor y primera de Andalucía retorna este año 2022 a su ya arraigado recinto alcalde José María Delgado. Y como antes del quiebro causado por el paréntesis, esta vez será con día extra para resarcir a los parroquianos por el vacío de los dos años de ausencia. De tal modo que nuestra semana más festiva y especial volverá a cerrar sus puertas con los fuegos artificiales, y ¡cómo no! con el famoso baile del salto del querido artista Manolo Solís, guitarra en ristre y retranca hasta las trancas, como es natural.

Aunque cabría matizar que pese a la sequía de dos años sin riego ni salto, sí que hubo un pequeño oasis ferial a iniciativa del propio Solís, eso sí, en formato más casero y minoritario con cita y buen seguimiento a través de Youtube y las redes sociales. Fue una despedida de la incelebrada feria del confinamiento en conexión directa con su azotea del barrio de Los Remedios, con buena parte de su repertorio en escena. Pura pero esperanzada nostalgia no exenta de alegría y vigor ante el silencio del confinamiento covid-19 de 2020. Que aglutinando a no pocos feriantes en dique seco, pero animados en cualquier caso, se recrearon con una actuación que comenzó en la red para acabar con terrazas y azoteas del entorno tan concurridas que fue toda una fiesta en tan aciagos momentos.

Toda una historia para contar y ya también recordar, pero que tendrá continuidad real este mismo año ya sí en su sitio natural, como marca la tradición, pero cambiando de escenario. Porque las actuaciones de Solís ahora se trasladan a la caseta del PP tras haber tenido como escenario la del Rocío desde el año 2001 ininterrumpidamente. Cabiendo recordar que con anterioridad fue la casa ferial del colegio Juan Caraballo el sitio de su debut, tiempos ha.

Más aún, es harto probable que ante la alegría de la vuelta a la normalidad habrá también buen número de feriantes que haciendo de la curiosidad virtud se hayan interrogado sobre el origen de la popular canción, que el propio Manolo Solís reconoce que se la inspiró una interpretación en clave de rock de una orquesta ochentera de Dos Hermanas, quedando finalmente compuesta por él en El Cine, donde se prodigaba su grupo en actuaciones año tras año; y donde había un encargado (otro tal Manolo, aunque éste de El Coronil) al que el músico le robó la frase para el estribillo. Era la muletilla que el hombre acostumbraba a soltar en broma a sus subordinados cuando requería de ellos rapidez de acción. A partir de ahí, Solís montó su celebrada coreografía.

Entre medias, cabría considerar ferias innumerables e infinidad de anécdotas al calor del buen ambiente de un público siempre variopinto e intergeneracional, entre el que los más jóvenes se caracterizan por una admiración casi reverencial al artista. Haciendo memoria entre tantas ferias, el músico mairenero destaca la de un año muy especial, en una de cuyas actuaciones nocturnas un conocido seguidor llamado Kini se hallaba tan entonado que se diría en estado de gracia, provocando con cada gesto, comentario o broma el despendole de risas y buen humor de la caseta toda. Se diría que hubo conexión plena entre público y escenario, recuerda Manolo.

Es lo que tiene la feria, ese misterio reiterado cada año, que en Mairena y su recinto ferial predispone a todo el que se integra hacia un estado especial que lo arrastra sin remedio ni esfuerzo a la amistad indiscriminada, la diversión y la extroversión. Sumando todo ello al nada desdeñable hecho de que estamos ante una historia de amor entre un músico muy particular y un público muy feriante. Porque Solís de la feria tiene tela que cantar, no en vano es una historia que se remonta no menos que al año 1984, justo cuando arrancaban sus actuaciones unido al guitarrista Juan José Escudero y a las voces de David Navarro y Juan José Guerra.

Inicialmente, el combo comenzó fogueándose en las primeras veladas de La Boquirrita en la Barriada de San Bartolomé, recogiendo el guante lanzado -medio en broma medio en serio- por Alejandro Navarro el de las flores, para lo cual se bautizaron con el divertido nombre de Voces Esgañotadas. Emulaban así la primera parte de los identificadores que la mayoría de los grupos similares usaban en aquella época. La razón es -¡agárrense que vienen curvas!- que cada día al salir de ensayar el cielo se les venía encima en forma de lluvia. Ahí queda eso.

No obstante, ellos imperturbables, desde ahí irían progresando feria tras feria, contando con la de Mairena, la de El Viso, e incluso en ocasiones haciendo dobletes en casetas. Un éxito que, aún así, no pudo abstraerse a las vicisitudes de la vida y destinos de los componentes del grupo, que progresivamente se tuvieron que ir apeando de la formación por razones personales. De ese modo, incluso en el año 85 tuvieron que hacer un receso por la incorporación de Manolo Solís al servicio militar, quien a su vuelta en el 87 reemprende la marcha, si bien ahora con el grupo reducido a dúo: Solís y Eulogio Mauri. Comenzaba de ese modo una nueva singladura bajo de nombre de Azahar, que se mantendría hasta la salida de Eulogio unos años después y, asimismo por motivos profesionales.

Llega ahí el momento en que Manolo Solís se lanza a continuar en solitario después de pensárselo mucho. Ahora guitarra en ristre, cante y técnica todo a sus espaldas. Todo un reto, una nueva experiencia repleta de pros y de contras. En lo positivo, la libertad de no tener que coordinarse con el resto de músicos para las múltiples tareas; como factor negativo, el hallarse solo ante la eventualidad de un fallo sin respaldo de nadie. Pero en todo caso, con la determinación de seguir adelante en ferias y actuaciones, siempre a tope de son, de humor, y rebosante de alegría. Sevillanas y rumbas como emblema, y desde el año 2000 tras la salida de Eulogio Mauri, abriendo el abanico interpretativo a otros estilos, en particular las canciones de moda que tanto pegan y reclama el público; o incluso clásicos imperecederos. Todo con esfuerzo y con inspiración para un público de gustos variados.

Amar la feria, la música y la colaboración
Aparte de la caseta de los populares, a Solís se le podrá ver algunos días de feria y preferia en la caseta de La Canallesca. Es lo que tiene vivir la feria con desenfreno. Un amor por la música con el que ha pisado innumerables entarimados del norte y sur de España, y viajado y actuado en lugares tan alejados como Miami de forma reiterada. Aunque en su haber figuran también otros apuntes como el de haber sido pregonero ferial y acompañar a otros pregoneros, componer el himno de CD Mairena con el recordado Modesto Medina; o aportar su arte y su cante por triplicado al disco colectivo Mairena por sevillanas, hermanándose con Los Mairena, El Arrebato, Carlos Torres, Nuevas Raíces, Juan Saavedra, Inma Romero y José Manuel Castillo. En definitiva, música en vena, y cada año renovando repertorio para al menos de hora de palique. Éste es Manolo Solís.

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