Medio Ambiente da el visto bueno al crematorio y los ecologistas recurren

Ecologistas en Acción insiste en el perjuicio que causará a la salud tanto humana como medioambiental del entorno, y solicitará que se paralice como ocurrió en Morón, Écija y Valencina

Los tira y afloja por la instalación de un crematorio proyectado en el tanatorio de Mairena del Alcor que actualmente se halla en fase de construcción continúan entre la empresa adjudicataria por parte del Ayuntamiento y Ecologistas en Acción, ya que tras recibir el proyecto  la preceptiva Autorización de Emisiones a la Atmósfera del horno Crematorio por parte de la Delegación Provincial en Sevilla de la Consejería de Medio Ambiente, se plantean en respuesta proceder a recurrir la decisión, lamentando al mismo tiempo que ésta se haya producido, según sostienen, como mero automatismo sin valorar algunas de sus objeciones al proyecto. Resta ahora por producirse el preceptivo informe de la Consejería de Salud

Así, critican que para dar luz verde al proyecto de instalación del tanatorio con crematorio, cuya primera piedra se colocó el 17 de noviembre de 2021, no se haya tenido en cuenta que hay más de cuatro mil personas, un colegio y un campo de deportes a menos de 1.000 metros. Como tampoco haya parecido disuasorio que ya funcionen tres tanatorios con crematorios en las proximidades, como son los de El Viso del Alcor (a 2 km), Alcalá de Guadaíra (a 10 km) y Carmona (a 17 km). Por lo que el grupo conservacionista considera que la autorización debe ser anulada como sucedió en el pasado reciente con los proyectos contemplados en Morón de la Frontera, Écija y Valencina de la Concepción.

Abundando en los pormenores, los ecologistas aseveran que la Delegación de Medio Ambiente en su Valoración de Impacto (VIS), estima que hay 4.266 personas residentes dentro del radio de 1000 m, dato que contradice los 2.387 habitantes que reconoce la empresa promotora del crematorio. O el hecho de que a menos de 500 metros viven unas 200 personas, por lo que en cualquier caso es incierto que, como dice la resolución ahora recurrida, la instalación se encuentre a unos 400 metros de la zona habitada más próxima.
Más objeciones
Además, aseveran los ecologistas que el dictamen debe considerar antes de pronunciarse la inclusión de la participación ciudadana porque “si del resultado de la consulta pública se desprendiese que existe preocupación por parte de la población, deberá ser tenido en cuenta en la elaboración de un análisis preliminar de efectos en salud”. Una consulta que todavía no ha tenido lugar.
Si bien, por su parte, la promotora considera que “el impacto sobre el aire ambiente es no significativo”, a lo que los conservacionistas contraponen que se obvia que un horno crematorio es una instalación industrial de combustión que emite gases tóxicos incompatibles con usos residenciales (principalmente dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, partículas y dioxinas y furanos) debido a las partículas cancerígenas que alberga en su contenido, que según considera Ecologistas en Acción pueden afectar a la salud humana, particularmente en lo referido a la función reproductiva.
En tal sentido, sostienen que las cenizas residuales también son peligrosas por su contenido en dibenzodioxinas y dibenzofuranos, entre otros compuestos orgánicos y químicos, básicamente metales pesados e incluso microrganismos patógenos (virus y bacterias). Y con frecuencia además integrando componentes como partículas de titanio, cromo, manganeso, hierro, bario, cobre, zinc, estroncio, estaño y plomo, que para un correcto tratamiento deben ser recogidas, transportadas y tratadas por un Gestor autorizado.
En esta misma línea, los ecologistas aluden a los materiales radiactivos que suelen desprender los radioisótopos médicos vinculados a la cremación, como problema adicional, que no son disueltos a lo largo del proceso de cremación, pudiendo ser de baja, media e incluso alta actividad. Llegando a hablar incluso de las amalgamas dentales de mercurio que se desprenden en el proceso, siendo éste un metal pesado persistente muy tóxico para los seres humanos, los ecosistemas y la vida silvestre, y que en dosis relativamente bajas puede afectar al desarrollo neurológico y a los sistemas cardiovascular, inmunológico y reproductor.
Finalmente, añaden que al tratarse de una materia que disminuye la actividad microbiológica en el suelo, resulta peligrosa, según las indicaciones de la Unión Europea, la ONU y la OMS, que recogen en sus objeciones desde Ecologistas en Acción. Apuntando los conservacionistas en este campo que Naciones Unidas recomienda filtrar las emisiones gaseosas de la cremación, pero resultando que los purificadores de gases de combustión son aparatos de control costosos y de alto mantenimiento. 

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