A pesar de su mala fama los insectos también son necesarios

De lleno ya en la primavera, ya pesar de su fama de estación climatológica idílica, un año más no nos libraremos de sus efectos negativos, entre ellos y en lugar destacable, las molestias que nos ocasionan algunos tipos de insectos como los mosquitos y moscas. Se comprende, pero ello no obsta para convenir que no todos los insectos son malignos. De hecho, algunos son fundamentales para neutralizar las plagas que pueden azotar a algunos cultivos, como hoy se defiende fervientememte desde la agricultura ecológica. Y además, es que resulta que hay otros tipos de insectos que nos reportan beneficios o manjares tan deleitosos como la miel, la jalea real o la ceral. Mirten si no a las abejas.

Así, dejando claro que no todos estos seres de la creación pican o transmiten enfermedades, vayamos algo más allá para comprender que incluso otros las combaten en su efecto perverso sobre las plantas, como existen también los que favorecen la polinización de las plantas para que se reproduzcan, y aún todavía se podría ir más lejos sin errar al afirmar que no faltan los que tienen como misión servir de alimento a otras especies, llámense éstas por ejemplo aves o pequeños reptiles. De este modo, nada nuevo bajo el sol si consideramos a toda esta amplia gama de animales como un elemento indispensable más dentro de la cadena trófica, ese círculo virtuoso de la naturaleza según el cual los seres vivos de la creación se favorecen y realimentan unos a otros en una especie de contrato de conveniencia tácito.

Por todas estas razones, a las que se podrían sumar otras menos científicas y más personales, el Parque del Olivar del Castillo de Luna de Mairena del Alcor dispone ahora de unos nidos o cajas-refugio para insectos, que pendiendo de olivos aspiran a cumplir con las misiones ya descritas, como desde hace años vienen haciendo desde los muros y barbacanas de la fortaleza los criaderos de rapaces, en ese caso destinadas a la protección y reproducción de los famosos cernícalos primilla de la fortaleza mairenera.

Hechas de madera en el caso de los insectos, y con apartados o viviendas diversos y adaptados a las distintas especies que se deben alojar en su interior, estas curiosas cajas cuelgan de las ramas de los árboles con el cometido responsable de contribuir al logro del debido equilibrio natural de especies y cultivos. Más aún, y aunque para amplios espacios ajenos a ña zona verde no puede resultar suficiente, desde el Castillo se han incorporado estos pequeños elementos para contribuir a limitar los factores negativos favoreciendo el aumento de poblaciones beneficiosas para nuestro ecosistema. Y si de paso se estimula el turismo y se cumple con la Agenda 2020, como tiene comprometido el Ayuntamiento de Mairena del Alcor, miel sobre hojuelas.

En suma, que están de enhorabuena insectos como la mariquita (sobre todo sus larvas), que es una gran devoradora y controladora del pulgón, entre otras especies de insectos depredadores combatientes de plagas, que así ayudarán para que no sean dañados los cultivos. También los insectos polinizadores que ayudarán a aumentar las producciones al tiempo que son capaces de atraer aves insectívoras que actúan como depredadores naturales de plagas. Y cómo no, el público visitante, mucho más si es curioso e inquieto.

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