Caseta La Colombina: el mejor ambiente ferial revestido de universalidad

Yay coincidencia general entre los más auténticos feriantes de que la caseta en el recinto ferial, por muy elemental que sea, constituye ni más ni menos que la casa familiar en esa ciudad efímera cuya vida no rebasa un periodo semanal. La sentenciosa opinión, en todo caso, se aplica a marchamartillo en el caso de las cuarenta y tres familias que dan calor de hogar -hogar común- a la caseta La Colombina, que se ubica en la calle Alcalde José Méndez del área ferial de Mairena del Alcor.

Algo que viene sucediendo desde hace tres generaciones, justo desde el año 1982 aparejado al nacimiento del nuevo recinto ferial, y que no se detuvo ni durante el receso bianual de la pandemia, cuando tirando de ingenio y por separado, cada familia de socios desde su hogar siguió compartiendo tan alegres vivencias con las restantes, sirviéndose de las nuevas tecnologías tan en boga. Canal Doce TV hizo un programa al respecto en sus informativos.

El nombre de La Colombina ya apunta maneras sobre la singularidad y el buen ambiente sin pausa que caracterizan a este recinto “entoldado”, nido de amistad y camaradería. Pues ya sus primeros socios y pioneros, sevillistas unos y béticos los otros, compartían la sana costumbre de viajar cada año al Trofeo Colombino, ese torneo veraniego de fútbol de tanto renombre. De ahí, por lo tanto, le vino el suyo, unido al atractivo de la universalidad que entraña el nombre en sí, cómo ocurre en las ferias onubenses de LAS COLOMBINAS, que coinciden el 3 de agosto con la partida de Cristóbal Colón a las «AMÉRICAS”.

No pocos de aquellos fundadores de la caseta ya “pasaron a mejor vida”, pero al igual que las tres carabelas del viaje de Cristóbal Colón siguen identificando al recinto desde su fachada, las distintas generaciones han ido dando el relevo sin que se pierda la esencia. Así, hoy, La Colombina reúne a tres generaciones que disfrutan la fiesta señera de Mairena con el mismo afán. Los veteranos pertenecen aún a la quinta de los fundadores y tienen setenta años o algunos más. Y le siguen los que en actualidad cuentan entre cincuenta y setenta años, tras quienes figuran los más jóvenes, con edades entre los veinticinco y cincuenta. Predomina entre los socios -eso sí- el formato social de clase media trabajadora con un promedio de dos hijos.

Este esquema estudiado no sólo permite el relevo generacional de la caseta como garantía de continuidad sino que de camino fomenta la convivencia intergeneracional permitiendo también que el recinto cuente siempre con buen ambiente, pues en función de la franja horaria, aunque sin haber sido planificado, los miembros de unas generaciones les van dando el relevo a los de las otras durante toda la feria. Algo que se nota y bien en la caja registradora del repostero, que renueva su compromiso año tras año. De hecho, en este terreno pocos han sido los cambios a lo largo de décadas.

¿Pero cómo es La Colombina por dentro?
Pues ni más ni menos que un espacio como tantos otros similares en el recinto alcalde José María Delgado, con 120 metros cuadrados de planta, y una cuidada decoración interior que incluye composición artesanal de azulejería de Miguel Brenes, o dos cuadros pintados a mano alusivos a la temática ferial, obra de la cordobesa Inmaculada Ortiz de Galisteo, una artista egabrense residente en Pozoblanco y amiga de los socios.

La feria y el nombre de la caseta suelen ser la inspiración de los motivos que la decoran, si bien algunos se distancian algo aunque tampoco mucho. Tal es el caso de la reproducción a plumilla y en negro de la imagen de la tonadillera Juanita Reina con no más de veintisiete años, con algunos toques coloristas en las flores que la acompañan. La belleza de la artista en esta reproducción llama la atención de todos los visitantes e invitados. No obstante, no se agotan ahí los elementos ornamentales, pues otro exorno que se exhibe es la pintura de una miniferia realizada y donada por Marisa Terrón (pintora alcalareña), hermana de un socio, que donó dicha pintura animando con la frase-consigna ‘Tirapallá’.

Seguramente esta confluencia de factores motivó que en el año 2012 esta casa ferial fuera elegida como la mejor, algo que coincidió con su última reforma de calado. Y aunque todos y todas participan en el diseño y detalles de cada temporada, también todos coinciden en la autoridad de una comisión creada a tal fin donde se incluyen distintas señoras con muy buen gusto y el Diseñador Gráfico, Publicista y Cartelista Rafa Alcaide.

¿Y qué decir del ambiente y los pregones?
Aunque es mejor poder disfrutarlo, puede decirse que es de diez. Nunca falta la nota musical y de animación que pone un buen grupo musical con repertorio variado, y ese buen ambiente ya se disfruta desde el miércoles del pescaíto. Ello al margen de que desde hace unos doce años no falta tampoco el Pregón que se da esa noche, y que en esta ocasión pronunciará José Juan Marín Blanco, pero que ya dieron buenos feriantes como Alfonso Benítez, Francisco Castillo, Almudena del Ruto, Mari Carmen Cipriano, Juan José Sombrerón, Joselín Conde (El expulsado pero que se le deja entrar de tapadillo, sin derecho ni a voz, ni voto), El Bebo, Dolores la Sopita (tertuliana de Radio Mairena) o César Terrón, que es un alcalareño ‘mairenizado’ creador de una sevillana propia para la caseta titulada ‘Tirapallá’, que para los socios es como un himno y a la que Saavedra puso voz, ya que ha actuado en numerosas ocasiones en la caseta. Concurre además la particularidad de que cada año el pregonero puede invitar a la cena de esa noche a diez personas. Por cierto, que otra de las canciones emblemáticas de asiduo sonar en la caseta es el clásico de los Cantores de Híspalis ‘Quiero cruzar la Bahía’, donde se nombra Las Colombinas.

Gastar y no guardar
En cuanto a la organización, el lema que les preside es que cada año se gaste lo que se ingresa ese mismo año. Hacen las reuniones en el Bar San Pedro, y ellos mismos se encargan del montaje, desmontaje y limpieza a gastos pagados con la cuota que aportan. Navega en esta dirección el hecho de que la práctica totalidad de los oficios que se requieren para mantenerla a punto, los ejercen los socios de la caseta, que siempre están dispuestos cuando se les requiere. Otra nota más del espíritu ferial y de convivencia de la sociedad, que por ello tiene como consigna conseguir cada temporada presupuesto cero: lo que se ingresa cada año se gasta ese año. Y hablamos de unos 10.000 euros de montante. Al respecto, el presidente José Morales Sánchez enfatiza que en cuarenta años su caseta nunca ha dejado a deber nada a nadie. O lo que es lo mismo pobres pero honrados.

Y en relación con la gastronomía que se estila en la caseta, el propio presidente explica que se ajusta fielmente a la típica de la feria, destacando que el espíritu tan feriante del que participan no se aparta en absoluto del que se respira entre los socios. Como anécdota, valga decir que como contraseña de su ordenador Morales usa un nombre vinculado a la feria y su caseta. Así no se le olvidará seguro.

También a nivel organizativo celebran elecciones a la presidencia cada tres años, sin que nunca falten socios voluntarios para ostentar el cargo. Junta Directiva que forma Presidente, Vicepresidente, Tesorero y hasta 10 directivos, Gran Grupo que con un Tesorero eficaz hacen maravillas… O por lo menos lo intentan..

A la postre, un buen ambiente que de igual modo se refleja en la continuidad del grupo a lo largo del año, con vías de comunicación a través de Facebook y Whatssap, con gran seguimiento, al margen de las ‘quedadas’ en persona que periódicamente realizan y que diversifican en viajes, visitas a bodegas andaluzas, o comidas y cenas; e incluso karaokes. Para que luego digan que el ambiente ferial se diluye en una semana.

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