Muere el cantaor Carrión de Mairena a los 91 años

Será por obra del Divino Destino, el azar para los ateos o los duendes del flamenco para los más entregados, pero lo cierto y verdad es que en dos días han fallecido dos grandes protagonistas de este arte. Anteayer fue Pedro Peña, el guitarrista lebrijano hijo de La Perrata y Bernardo Peña, tan emparentados con las esencias del mairenismo, y ayer un mairenero cantaor a lo grande sin relumbrón pero sobrado de capacidad y perteneciente a una de las grandes escuelas flamencas de Mairena del Alcor. Su nombre José Antonio Carrión Sánchez, aunque más conocido por su nombre artístico de ‘Carrión de Mairena’.

A los 91 años, la vida del padre del afamado guitarrista y cantaor Antonio Carrión se apagó en la localidad sevillana de La Rinconada, donde residía desde hace años aunque sin perder en ningún momento su conexión mairenera en lo emocional ni en lo artístico, esa misma que lo entronca en la tradición histórica de buenos cantaores como ‘Cancuna’, del que era sobrino; o ‘Cascabel de Mairena’ y el trianero ‘Niño Segundo’, de quienes era primo. Cantaor payo, Carrión de Mairena había nacido en el bello y  flamenquismo pueblo de Mairena del Alcor  en el año de 1932.

Sin dedicarse nunca de lleno al cante, tampoco lo abandonó mientras se volcaba en su familia y trabajo, sin descuidar sus giras por la geografía española cuando se le presentaba la oportunidad. Lo que da buena fe de sus buenos oficios, unido a los relevantes premios que fue conquistando, como por ejemplo el temprano de su juventud en Carmona (Sevilla), sumado a otros en San José de la Rinconada y el Sevilla capital en el marco del Teatro Cervantes. Cantaor no dado a los adornos en la interpretación, tampoco el mundo discográfico le fue ajeno, contando con dos discos en el mercado, el último titulado ‘Fuente de Alconchel’, al compás de la sonanta de su hijo Antonio, y con participación de otros miembros de su flamenca familia.

Aunque su cante era purista, ello no fue óbice para que también se asomara a variaciones de sonidos tan atractivos y populares como los de Juanito Valderrama o  Rafael Farina, por ejemplo. Sin embargo, su brillo se convertía en esplendor interpretando palos como las Soleares de Alcalá, Seguiriyas, Cantiñas, Fandangos o Bulerías.